GRAFCAT8363. HOSPITALET (BARCELONA), 23/06/2020.- Oumnia y Mohammed, junto a sus hijos Mehdi (4) y Sara (8), en la habitacion en la que viven todos juntos, con acceso a un baÒo limitado por horas. Oumnia trabajaba en la limpieza en una casa particular pero con la llegada de la pandemia el dueÒo enfermÛ y ella tuvo que dejar de trabajar por el delicado estado de salud de Èl. Desde entonces no recibe ning˙n ingreso. Mohammed no puede trabajar porque no tiene papeles. La familia est· recibiendo ayudas para comida y para el refuerzo en el estudio de los hijos. Oxfam IntermÛn estima que el n˙mero de personas pobres en EspaÒa podrÌa aumentar en m·s de 700.000, hasta alcanzar los 10,8 millones de personas, tras la situaciÛn generada por la covid-19. EFE/Marta PÈrez
“El objetivo de garantizar el acceso a la alimentación no se puede solventar con ayudas descoordinadas, puntuales, puramente asistenciales o de emergencia. Son necesarias medidas políticas estructurales, planificadas y con dotación económica adecuada que permitan una nueva comprensión del problema. Y todo ello con una buena dosis de creatividad y solidaridad. En una sociedad como la nuestra, no podemos permitirnos dar pasos atrás”. Así lo reclama Cáritas en el Día Mundial de la Alimentación que se celebra hoy, y que es “un momento óptimo para tomar conciencia de las causas estructurales que impiden a miles de familias en nuestro país acceder de forma plena a este derecho, al que la actual pandemia viene a añadir nuevas dificultades”.
Para Cáritas son necesarias cuatro claves para dignificar la respuesta a esta necesidad:
Como ya alertaba la entidad eclesial hace meses, hay un incremento del 77% en el número de demandas de emergencia recibidas por el conjunto de la red confederal de Cáritas en toda España y de un 57% en el de personas atendidas. Así, el 45,1% familias en situación de exclusión se han visto obligadas a reducir los gastos en alimentación y el 63,6% han reducido su gasto en vestido y calzado.
“Esta grave realidad conlleva un cambio de hábitos alimenticios, donde no quedan garantizados los estándares nutricionales ni en cantidad ni en calidad. Es lo que sucede, por ejemplo, con el consumo de productos frescos, que quedan en segundo plano, como verduras, frutas, carnes y pescado, o sus sustitutos en estos últimos casos para dietas vegetarianas; a ello se añade menor posibilidad de cocinar y calentar la comida, etc. En resumen, el 27,1% de familias en situación de exclusión no llevan una dieta adecuada por problemas económicos”, pone sobre la mesa Cáritas.