Ciudad Real ha despedido hoy, 17 de octubre, a Antonio Ángel Algora Hernando, obispo emérito de la diócesis, fallecido por Covid-19 el pasado día 15 en Madrid. Durante la celebración, el obispo prior, Gerardo Melgar, ha recordado una conversación que tuvo con Algora pocos días antes de fallecer: “Estoy sereno y en las manos de Dios y dispuesto a aceptar lo que Dios quiera de mí”, señalaba el prelado.
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“La muerte de don Antonio deja nuestro corazón roto a la vez que nos interpelan aquellas palabras de Cristo en el evangelio de san mateo que resuenan de forma especial hoy: ‘Velad, porque no sabéis ni el día ni la hora'”, ha dicho Melgar, antes de afirmar que “Don Antonio salió de las manos de Dios y a Dios y a sus manos ha retornado”.
Mensaje del Papa
Melgar ha recordado, asimismo, que uno de los aspectos “más importante de don Antonio fue la petición de la coherencia de vida para todos, tanto en el seno de la Iglesia como para los representantes públicos”. Él mismo era “una persona íntegra, con una personalidad bien definida, sin zonas oscuras, que en el trato con él daba a conocer con espontaneidad y sus prioridades humanas, espirituales, pastorales y sociales”.
Antes de pronunciar su homilía, el prelado ha leído a los presentes el mensaje de pésame que el papa Francisco ha enviado a la diócesis por el fallecimiento de Algora: “Recibida la triste noticia del fallecimiento de Monseñor Antonio Algora Hernando, obispo emérito de esa diócesis, el Santo Padre desea hacer llegar su profundo pésame a todos los miembros de la Iglesia particular, a sus familiares y conocidos del difunto. Asimismo, el papa Francisco, a la vez que ofrece sufragios por el eterno descanso de este abnegado pastor, lo encomienda a la intercesión de la bienaventurada Virgen María y a la del insigne patrón santo Tomás de Villanueva e imparte con afecto la confortadora bendición apostólica como signo de fe y esperanza en Cristo resucitado”.