“Poner fin a la guerra es el deber impostergable de todos los líderes políticos ante Dios. La paz es la prioridad de cualquier política. Dios le pedirá cuentas a quienes no han buscado la paz o han fomentado las tensiones y los conflictos durante tantos días, meses y años de guerra que han golpeado a los pueblos”. Con este enérgico mensaje se ha presentado esta tarde el papa Francisco en la plaza del Campidoglio, en el corazón de Roma, ante el resto de líderes religiosos invitados al 34º Encuentro de Oración por la Paz, bajo el lema ‘Nadie se salva solo-Paz y Fraternidad’ y promovido por la Comunidad de Sant’Egidio.
Tras presidir la oración ecuménica por la paz con el resto de confesiones cristianas en la Basílica de Santa María in Aracoeli, el Papa ha hecho su llamamiento por la paz ante los representantes de las grandes religiones del mundo, que también han tomado la palabra, al igual que el fundador de Sant’Egidio, Andrea Riccardi, y el presidente de la República Italiana, Sergio Matarella.
“Aunque lamentablemente nos encontramos en los últimos años con acontecimientos dolorosos, como conflictos, terrorismo o radicalismo, a veces en nombre de la religión, debemos reconocer los pasos fructuosos en el diálogo entre las religiones. Es un signo de esperanza que nos anima a trabajar juntos como hermanos”, ha dicho Francisco al tiempo que ha citado el Documento sobre la Fraternidad firmado junto al Gran Imán de al-Azhar, Ahmed al-Tayyeb, en febrero de 2019.
“Los creyentes han entendido que la diversidad de religiones no justifica la indiferencia o la enemistad. En efecto, partiendo de la fe religiosa, uno puede convertirse en artesano de la paz y no en espectador inerte del mal de la guerra y del odio”, ha indicado, para luego recordar que “las religiones están al servicio de la paz y la fraternidad”. Por eso, “el presente encuentro también impulsa a los líderes religiosos y a todos los creyentes a rezar con insistencia por la paz, a no resignarse nunca a la guerra, a actuar con la fuerza apacible de la fe para poner fin a los conflictos”, ha añadido.
“¡Necesitamos la paz! ¡Más paz! El mundo, la política, la opinión pública corren el riesgo de acostumbrarse al mal de la guerra, como compañero natural en la historia de los pueblos”, ha clamado con contundencia el Pontífice.
Asimismo, Jorge Mario Bergoglio ha señalado que, “aquellos que acometen con la espada, quizás creyendo que resolverán rápidamente situaciones difíciles, experimentarán la muerte que viene de la espada sobre sí mismos, sobre sus seres queridos, sobre sus países”. Y ha rematado con un potente ‘¡Basta!’, como el que Jesús pronunció cuando los discípulos le mostraron dos espadas, antes de la Pasión. “‘¡Basta!’ es una respuesta inequívoca a toda violencia. Ese ‘¡basta!’ de Jesús supera los siglos y llega con su fuerza hasta nosotros hoy: ¡basta de espadas, de armas, de violencia, de guerra!”, ha aseverado.
Una vez más, el Papa aprovecha su discurso para lanzar preguntas al aire: “¿Cómo salir de conflictos estancados y gangrenosos? ¿Cómo desatar los nudos enredados de tantas luchas armadas? ¿Cómo prevenir conflictos? ¿Cómo pacificar a los señores de la guerra o a los que confían en la fuerza de las armas?”.
“Ningún pueblo, ningún grupo social puede por sí solo lograr la paz, el bien, la seguridad y la felicidad. Ninguno. La fraternidad, que nace de la conciencia de ser una sola humanidad, debe penetrar en la vida de los pueblos, en las comunidades, entre los gobernantes, en los foros internacionales”, ha reclamado mientras dejaba claro que las religiones son fuente de paz: “Este encuentro muestra claramente que las religiones no quieren la guerra, al contrario, desenmascaran a quienes sacralizan la violencia, piden a todos que recen por la reconciliación y que actúen para que la fraternidad abra nuevos caminos de esperanza”. De hecho, ha rematado: “Con la ayuda de Dios, es posible construir un mundo de paz y así salvarse juntos”.