El Patriarca Bartolomé bendice la encíclica ‘Fratelli tutti’ del papa Francisco sobre la fraternidad

Con la encíclica ‘Fratelli Tutti’, publicada a principios de mes, el papa Francisco “identifica y nombra las ‘sombras’ en el mundo moderno” y ofrece una “conclusión exitosa” de la doctrina social de la Iglesia católica. Esa es la opinión del patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé, ‘primus inter pares’ de los jerarcas de la Iglesia ortodoxa, en una entrevista publicada este martes por Vatican News.

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“Estamos completamente de acuerdo con la invitación y el desafío de Su Santidad a abandonar la indiferencia o incluso el cinismo que gobierna nuestra vida ecológica, política, económica y social en general, como de unidades centradas en sí mismas o desinteresadas, y a soñar nuestro mundo como una familia humana unida, en la que todos somos hermanos sin excepción”, comentó Bartolomé, de visita en Roma para participar en el encuentro de oración por la paz convocado por la Comunidad de Sant’Egidio.

El líder ortodoxo consideró que la “interesantísima” encíclica puede ser una “fuente de inspiración y de diálogo fructífero” que lleve a la consecución de iniciativas concretas. Al hablar de los “pecados modernos”, el obispo de Roma abre los ojos de los lectores ante la incapacidad de la ciencia para “penetrar en las profundidades del alma humana”. “El hombre lo sabe, pero actúa como si no lo supiera”, denuncia el patriarca de Constantinopla.

Política sierva de la economía

En su entrevista con Andrea Tornielli, director editorial del dicasterio vaticano para las Comunicaciones, Bartolomé denuncia que el desarrollo económico “no ha reducido la brecha entre ricos y pobres”, pues en su exacerbada búsqueda del beneficio pisotea tanto a las personas más débiles como al medio ambiente. La política, en lugar de responder a estas injusticias, “se ha convertido en la servidora de la economía”.

En plena sintonía con Francisco, el líder ortodoxo abogó por dar paso a una “economía ecológica basada en la justicia social” y por la abolición de la pena de muerte. “El digno sistema de la cultura constitucional europea, uno de cuyos pilares fundamentales es la idea del amor, como expresión de sus creencias cristianas, nos obliga a considerar que todo hombre debe tener la posibilidad de arrepentirse y mejorar, aunque haya sido condenado por el peor de los delitos”, comentó.