El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, quiere que los sacerdotes sean “los buenos samaritanos” de hoy. Es el encargo, al más puro estilo ‘Fratelli tutti’, que realizó ayer por la tarde, durante la entrega de los VII Galardones Alter Christus, con los que Regnum Christi premia cada año la labor de presbíteros en distintos ámbitos, desde su acompañamiento espiritual a su labor social o evangelizadora.
Entre los galardonados de este año, se encuentran José Luis Segovia Bernabé, y vicario episcopal de Pastoral Social e Innovación en la archidiócesis de Madrid; Raúl Tinajero Ramírez, director del Departamento de Pastoral de Juventud de la Conferencia Episcopal Española; Vicente Fontestad Pastor, vicario general de la archidiócesis de Valencia; y el italiano Renzo Bonetti, por su entrega en la Oficina Nacional para la Pastoral de la Familia. En el acto, también estuvo presente el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro.
Desde la Universidad Francisco de Vitoria, Osoro echó mano de la nueva encíclica del Papa Francisco para subrayar que un ser humano “no encuentra su plenitud si no es en la entrega sincera a los demás”.
El también vicepresidente del Episcopado español se mostró convencido de la necesidad de “revalorizar la entrega a los demás desde el ministerio sacerdotal, donde encontramos la fuerza y la dicha de identificarnos con Cristo”. “Tenemos que responder ante los que están en la cuenta de nuestra sociedad”, concluyó.
Para José Luis Segovia, Josito, “durante la pandemia hemos sido más Iglesia que nunca, porque juntos hemos ido al encuentro de los más necesitados, siendo la mano larga de Dios, el corazón de Jesús volcado a la gente”. Desde ahí hizo un llamamiento para dejar a un lado las diferencias eclesiales y ser “uno para que el mundo crea”.
El vicario desveló el origen de su vocación, de la mano del cardenal Tarancón, que le permitió seguir ejerciendo su labor como abogado “siempre y cuando solo defendiera a los pobres y no acusando”. “Recuerdo cómo llevaba el Código Penal y la Biblia en mi Vespino”, trajo al presente.
“Los reconocimientos que se reciben en la tierra se descuentan en el cielo -dejó caer-. Y no andamos sobrados de méritos para estar aquí acumulando cosas”. “Entiendo que no se reconoce a mi persona, sino a las personas anónimas a las que servimos y que no van a tener ningún premio”, añadió.
“Me siento muy abrazado en mi tarea, pero sobre todo, enviado a esta misión que la Iglesia me encomienda para estar con los jóvenes”, expresó Raúl Tinajero al recoger la placa conmemorativa. “Tenemos que dar a los jóvenes ese protagonismo que nos están demandando de verdad, tal y como nos pide también el Sínodo”, subrayó, que instó a la Iglesia a “despertar a los evangelizadores”. “A mí me sueltan delante de dos millones de jóvenes y se manejarme, pero estas cosas de los premios me supera”, bromeó.
Desde Valencia, Fontestad Pastor señaló cómo este reconocimiento supone “una exigencia cada día más grande para trasparentar a Jesucristo con nuestras vidas, palabras y testimonio”. En conexión por videoconferencia con Italia, Bonetti puso en valor cómo “toda vocación lleva consigo ponerse el delantal para lavar los pies a este Pueblo de Hijos de Dios: creo en el matrimonio como en el sacerdocio para la misión”.
No en vano, la Fundación Alter Christus, promotora de estos galardones, es un apostolado del Regnum Christi destinado a acompañar y atender a los presbíteros, principalmente en ambientes rurales y con gran carga de trabajo, por medio de formación, ejercicios espirituales, o dirección espiritual.