Mucho se ha hablado estos día en Alemania de Rainer Maria Schießler, el sacerdote encargado de pronunciar una bendición en la unión de la estrella del pop Patrick Lindner con su pareja que se ha casado el pasado sábado, 17 de octubre, en la en la iglesia católica de San Maximiliano de Múnich –cuyo alcalde presidió la ceremonia civil del matrimonio–.
Ante las críticas, el sacerdote Schießler ha declarado a la germana Agencia Católica de Noticias (KNA) que los contrayentes saben que según la doctrina católica, el matrimonio sólo es posible entre un hombre y una mujer. “Si una persona se pone de pie ante mí y pide una bendición, ¿cómo puedo rechazar esta bendición? Una bendición es la promesa de Dios”, ha señalado el obispo Heinrich Timmerevers. En línea con los reflexionado en la asamblea sinodal, el prelado ha señalado que le “preocupa que sigamos desarrollando y fortaleciendo la aceptación y la tolerancia de los homosexuales en nuestras comunidades y en toda la Iglesia”.
Este cura ha sido durante casi 30 años párroco en uno de los “mayores barrios gays de Alemania” y allí percibió el deseo de “ser bendecido, no ser rechazado, sino abolido”, algo muy diferente a la celebración sacramental. En el caso de cantante, los contrayentes participaron en una misa por su difunta madre y al final de la eucaristía, Schießler bendijo los anillos de los dos hombres. Después Lindner desde el ambón dirigió unas palabras de agradecimiento a los invitados y también invitó a su compañero a unirse a él, según ha explicado el sacerdote..
Los dos se habían entregado los anillos y cada uno había puesto el suyo en su dedo. Sin ceremonia, sin promesa. La oración de bendición al final fue dedicada a la comunidad reunida y a los dos hombres que estaban a su lado de una manera especial. “Eso fue todo”, sentencia. El cantante se ha mostrado agradecido con el sacerdote en sus redes sociales.
La de Schießler no es la única historia. “No me permitirían que se me prohibiera bendecir a parejas homosexuales”, señala abiertamente el sacerdote alemán Christoph Behrens, uno de los responsables de la pastoral homosexual de la diócesis de Dresden-Meissen cuyo obispo, Heinrich Timmerevers, se ha posicionado a favor de esta bendición.
“Mi misión es conectar a la gente con Dios y no cerrar las puertas, sino abrirlas”, apunta el sacerdote en una entrevista con katholisch.de. “Lo más importante es centrarse en la pareja que quiere esta bendición”, dice el cura al esbozar la liturgia que sigue ya que no hay formularios concretos. “Debe ser hermoso, humano y atractivo para todos los involucrados”, añade.
Frente a los críticos, Behrens siente el apoyo total de su obispo. “Tenemos todo su apoyo moral y es todo lo que necesito”, comenta. Y es que, lamenta, “como iglesia, hemos hecho un gran trabajo para asegurarnos de que los homosexuales nunca tengan la idea de contactar con un sacerdote”. Por ello, pretende “ayudar a la gente que está necesitada y necesita a la iglesia. Que alguien los escuche y los acompañe”.
Para Behrens “no se trata sólo de atender a los grupos cristianos de homosexuales, sino también del contacto con no cristianos. Si la gente de esta comunidad de la diócesis de Dresde-Meissen supiera que puede ir a la Iglesia Católica con sus preocupaciones y asuntos, entonces ya habríamos logrado mucho. Ese es mi deseo”. “Si creemos en la creación de Dios y que Él ha hecho todo bien, entonces también debo asegurarme de que el pensamiento de Dios puede vivir en el mundo. Y aunque somos una diócesis muy pequeña, aún no hemos recibido ninguna hostilidad por nuestro trabajo, aunque lo hubiéramos temido. Esto también nos anima a decir: Estamos en el camino correcto”, concluye.