Antoine Kambanda, arzobispo de Kigali, uno de los 13 cardenales que el papa Francisco creará en el consistorio del 28 de noviembre, lleva sobre sus espaldas la terrible historia que vivió en las últimas década su país, Ruanda. Toda su familia fue asesinada durante la guerra de 1994 que enfrentó a los hutus contra los tutsis y solo le queda vivo un hermano, que vive hoy en Italia.
“Acabamos de terminar un camino de 26 años desde el genocidio en el que hemos trabajado mucho por la reconciliación. Fue muy doloroso ver a una comunidad católica y cristiana que se mataba entre ella”, comentó en declaraciones a Vatican News Kambanda, que pasó por Burundi, Uganda, Kenia y completó sus estudios en Roma antes de regresar definitivamente a su tierra.
El arzobispo dio “gracias al Señor” por el recorrido hecho por su país hasta el momento y consideró que se ha podido alcanzar “un nivel de reconciliación y de unidad”. En este sentido celebró la “buena acogida” en Ruanda a la nueva encíclica del Papa, ‘Fratelli Tutti’, un texto que “reforzará y facilitará nuestro trabajo pastoral en el ámbito de la reconciliación”. Kambanda manifestó además su deseo de poder dar testimonio de “lo que podría compartirse con otros que sufren mucho debido a los conflictos violentos y al desmoronamiento de las comunidades”.
El arzobispo de Kigali, que será el primer cardenal ruandés, confirmó su “colaboración y solidaridad” con el Papa, especialmente en la promoción de “la paz y la reconciliación” en la región de África central. “Vivimos tiempos de tensión, mezclados con la pandemia de Covid-19. Como pastores debemos guiar a las personas hacia la paz y la fraternidad”, declaró, manifestando su certeza de que ‘Fratelli Tutti’ “iluminará” su trabajo pastoral.