El pasado sábado 24 de octubre, el obispo Salvador Rangel Mendoza, de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, situada en el estado de Guerrero (México), dio a conocer que ha dado positivo a Covid-19.
- DOCUMENTO: Texto íntegro de la encíclica ‘Fratelli Tutti’ del papa Francisco (PDF)
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
A través de un comunicado, el pastor dijo que en este momento su deseo es no “ser una simple víctima de la enfermedad, sino una ofrenda de amor en bien de toda esta Diócesis que me ha sido confiada”.
Para el obispo, la lucha contra la pandemia es un desafío histórico, pues es luchar contra un enemigo invisible pero letal.
En este sentido, expresó su solidaridad de manera especial con quienes han resultado afectados directamente por el coronavirus: “los enfermos y las familias que lloran por la muerte de sus seres queridos, y que en algunos casos ni siquiera han podido darles el último adiós y despedirlos como conviene”.
Asimismo, hizo un reconocimiento a quienes trabajan en los hospitales y centros de salud, y pidió rezar para que Jesús les conceda fortaleza y esperanza.
“Tanto a los médicos y a las (os) enfermeras (os), que en todas partes del país ofrecen un testimonio de cuidado y amor al prójimo hasta el límite de sus fuerzas y, no pocas veces, hasta el sacrificio de su propia salud y su vida”, dijo.
Como un peregrino que vive el viacrucis
Salvador Rangel Mendoza es muy conocido en México por dialogar con miembros del crimen organizado con el objetivo de que grupos rivales lleguen a acuerdos que favorezcan la paz en la región, lo cual en ocasiones no ha sido bien visto por las autoridades de gobierno.
Sobre su enfermedad, el obispo detalló que en días pasados presentó algunos síntomas relacionados con el SARS-COV2 Covid-19, y fue el 23 de octubre cuando finalmente le confirmaron que había dado positivo.
Por tal motivo, explicó que se encuentra siguiendo las indicaciones y protocolos de salud establecidos: “me encuentro en aislamiento domiciliario, y me uno en oración a quienes han vivido o viven esta experiencia. Desde ahora he ofrecido a Dios mi espera, y lo que surja en el proceso”.
Manifestó que, conforme las circunstancias le permitan, seguirá compartiendo la experiencia espiritual de la espera. “Me siento como un peregrino que vive el viacrucis y, al mismo tiempo, en el camino de la gracia y de la Pascua“.
Finalmente, se encomendó a las oraciones de los fieles: “y me comprometo a orar por todos ustedes desde mi confinamiento. Nos encomendamos a Nuestra Señora de Guadalupe y a nuestros santos mártires: san David Uribe Velasco y san Margarito Flores García, para que por su intercesión nos cuiden y protejan”.
Desde la llegada del Covid-19 a México se han contagiado cinco obispos en el país: el de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel (74 años de edad); el de Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas (70 años de edad); el de Zacatecas, Sigifredo Noriega (68 años de edad); el de Durango, Faustino Armendáriz Jiménez (65 años) y de Saltillo, José Raúl Vera López (75 años de edad).