“El islamismo es un fanatismo monstruoso que debe combatirse con fuerza y determinación. No detendrá su guerra. Lamentablemente, los africanos lo sabemos demasiado bien. Los bárbaros son siempre enemigos de la paz. Occidente, hoy Francia, debe comprender esto”. El cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, se pronuncia así en Twitter tras conocer el atentado islamista en la basílica de Notre Dame en Niza que sobre las 09:00 horas ha acabado con la vida de tres personas.
Mientras el papa Francisco se expresaba en Twitter haciendo un claro llamamiento por la paz –“Deseo expresar mi cercanía a la comunidad católica de Niza, que está de luto a causa del ataque que ha sembrado muerte en un lugar de oración y consuelo. Rezo por las víctimas, por sus familias y por el amado pueblo francés, para que pueda responder al mal con el bien”–, el purpurado guineano opta por el combate con “fuerza y determinación” contra el islamismo.
En el Capítulo 8 de ‘Fratelli Tutti’ el Papa reflexiona sobre ‘Las religiones al servicio de la fraternidad en el mundo’. “Las distintas religiones, a partir de la valoración de cada persona humana como criatura llamada a ser hijo o hija de Dios, ofrecen un aporte valioso para la construcción de la fraternidad y para la defensa de la justicia en la sociedad. El diálogo entre personas de distintas religiones no se hace meramente por diplomacia, amabilidad o tolerancia”, afirma Francisco en el punto 271.
Y va más allá en el punto 282: “Los creyentes nos vemos desafiados a volver a nuestras fuentes para concentrarnos en lo esencial: la adoración a Dios y el amor al prójimo, de manera que algunos aspectos de nuestras doctrinas, fuera de su contexto, no terminen alimentando formas de desprecio, odio, xenofobia, negación del otro. La verdad es que la violencia no encuentra fundamento en las convicciones religiosas fundamentales sino en sus deformaciones”.
El mensaje de Jorge Mario Bergoglio ha calado en algunos purpurados. De hecho, el cardenal arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, Carlos Osoro, se ha expresado así en Twitter: “Estoy consternado por el atentado en una Iglesia en Niza. Dios es vida y amor al prójimo, no odio y muerte. Junto a la Conferencia Episcopal Francesa rezo por las víctimas, por sus familias y por Francia”.
La policía local ha confirmado que son tres (dos mujeres y el sacristán) los fallecidos en el atentado, además de varios heridos. Entre los asesinados, estaría una mujer que habría sido decapitada. El autor habría llegado al templo con un cuchillo y, al grito de “¡Alá es grande!”, habría tratado de asesinar al mayor número de fieles posible.
Concluido el ataque, el presunto agresor habría tenido tiempo de huir, aunque, apenas unos minutos después, habría sido detenido por la policía. En el enfrentamiento habría resultado herido de gravedad, encontrándose ahora mismo hospitalizado.
La localidad francesa de Niza ya padeció el terror yihadista hace cuatro años, el 14 de julio de 2016, cuando, con las calles llenas en plena fiesta nacional (se conmemoraba la toma de la Bastilla), un camión arrolló a la multitud, dejando un rastro de 86 muertos y más de 400 heridos.