La Comisión Episcopal de Pastoral Social viene realizando las jornadas ‘Repensando la Argentina y la Patria Grande’. En la segunda jornada, convocó a algunos expresidentes de América Latina para reflexionar sobre la realidad de la región.
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Participaron el Dr. Ernesto Samper, expresidente de Colombia; Dilma Rousseff, expresidenta de Brasil; Michelle Bachelet, expresidenta de Chile y actual Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos; y Tabaré Ramón Vázquez, expresidente de la República Oriental del Uruguay. Además, María del Carmen Squeff, embajadora argentina ante la ONU, actuó como moderadora.
Por la pastoral social, estuvieron presentes: el arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig, el secretario ejecutivo, Juan Pablo Tettamanti, y el presidente de la Comisión Episcopal, Jorge Lugones, quien al inicio del evento agradeció la presencia de los líderes y ponderó el aporte de cada uno en estas jornadas.
Después de estas palabras y las del secretario ejecutivo y la moderadora, se brindó el espacio a los panelistas.
Dr. Ernesto Samper, expresidente de Colombia
Desde su opinión, estamos padeciendo dos virus: el Covid-19 y la ideologización de la política.
Aseguró que “No estábamos preparados para la pandemia. Nuestras inversiones en ciencia y tecnología son pobres”. Acotó que en la década del noventa, no se tuvo en cuenta la salud pública, sino su privatización. Y se preguntó: “¿Quién pagará el costo de la pandemia? ¿Lo financiaremos con impuestos progresivos o regresivos?”
Señaló que en América Latina, el 56% de los trabajadores son informales y hay una gran desigualdad y asimetría. Como ejemplo, citó las brechas étnicas y las brechas digitales, donde el teletrabajo y las telecomunicaciones están vedadas para el 46% de la población.
El expresidente colombiano remarcó que, nuestra región nunca estuvo tan desintegrada como ahora, “no hay propósitos comunes”.
Dilma Rousseff, ex presidenta de Brasil
La mandataria brasilera también se refirió a las políticas de los años noventa que promovieron la desregulación de la economía, las privatizaciones, el endeudamiento externo y la desigualdad social. Desde su opinión, la crisis se revierte con un crecimiento de los mercados internos y de esta manera, millones de personas se suman al sistema.
En cuanto a la integración regional, señaló que debe lograrse aún la integración política. Hay que volver a darle vida al Mercosur y UNASUR, y fortalecer las democracias con crecimiento económico y distribución equitativa. Señaló, además que hay que alcanzar la cuarta revolución industrial y el acceso al 5G.
Desde su opinión, hay nuevas formas de golpe en las que intervienen los poderes concentrados y los medios de comunicación.
Por último, valoró el rol del Papa Francisco, afirmando que “Este es el Papa de los pobres y los derechos humanos, es una bendición en un mundo de oscuridad e injusticia”.
Tabaré Vázquez, expresidente de la República Oriental del Uruguay
Después de agradecer la convocatoria al obispo Jorge Lugones y a la pastoral social, ratificó su compromiso con la idea de la Patria Grande, desde desde Canadá hasta el sur: “Una utopía, pero no algo imposible”.
Manifestó que tenemos una gran riqueza en la heterogeneidad histórica, cultural, religiosa y del lenguaje, “América es el continente con las mayores riquezas del mundo, pero es la región que peor distribuye esas riquezas (…) Nuestra gente es nuestro mayor capital”. Que nacer no sea una condena, que ser joven no sea ser culpable, que ser viejo no sea una espera… “la política tiene que dar la respuesta”, manifestó el líder uruguayo.
A su criterio, hay que lograr el crecimiento económico, pero con justicia social, defendiendo los derechos humanos, la salud, la vivienda y el trabajo digno. Exhortó al diálogo, al respeto mutuo y al consenso.
Con respecto al Covid-19, dijo que marcó una crisis que cambió definitivamente el mundo y que, entre otras cosas, derrumbó al gigante de pies de barro. Predijo un nuevo orden internacional donde el centro sea la la vida humana, y no el dinero.
Michelle Bachelet, expresidenta de Chile
La actual funcionaria de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos formuló una severa crítica a los nuevos paradigmas del poder y la teoría del descarte.
A su juicio, padecemos una amenaza tremenda como consecuencia de la pandemia del Covid-19, la que ha generado, además de víctimas fatales, la pérdida de quinientos millones de puestos de trabajo en todo el mundo. “Desde el año 1998 que no se producía un aumento tan significativo de la pobreza”, aseveró.
En sintonía con el Papa Francisco, Bachelet recordó que todos estamos en la misma barca, que no nos podemos salvar solos y que debemos defender con énfasis la salud del planeta.
Agregó que luchaba por la inclusión y la igualdad, y se pronunció por la profundización de la política de derechos humanos. Señaló que es inaceptable que el 71% de la población mundial no tengan seguridad social, según las estadísticas de la OIT.
Finalmente, la expresidenta chilena reclamó que la vacuna contra el Covid-19 debe ser distribuida como un bien social, en un marco más inclusivo, de mayores libertades y respeto.
Cerró la jornada, Jorge Scheinig, quien además de agradecer la reflexión, destacó la identidad de América Latina y el alma multicultural que tiene el continente para enriquecer al mundo.