El secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, está convencido de que la nueva encíclica del Papa “no es una propuesta masónica, como algunos se han atrevido a criticar, sino que tiene raíces profundísimas en el Evangelio”. Así lo manifestó hoy, durante la presentación de ‘Fratelli Tutti’, organizada por la Fundación Pablo VI y la Conferencia Episcopal Española. En un encuentro moderado por el director general de la Fundación, Jesús Avezuela, Argüello compartió escenario con el rector de la Universidad Pontificia Comillas, Julio Martínez.
Argüello considera que el Papa “nos plantea un sueño, pero nos avisa también de que hay pesadillas en un mundo cerrado y oscuro”. “Es muy importante la propuesta antropológica relacional situada en la historia”, comentó el también obispo auxiliar de Valladolid. “Somos un pueblo en permanente construcción”, aseveró a continuación sobre un planteamiento “global y local” a la vez. Así, el prelado considera que en el texto “se demoniza una antropología de carácter individualista, buscando cada uno sus propios intereses”.
Desde ahí, elogió el discurso que Francisco ofreció al presidente Pedro Sánchez el pasado sábado durante el encuentro que mantuvieron en el Vaticano y en el que el Papa glosó el capítulo de la encíclica enfocado a la clase política. En concreto, aplaudió su reflexión sobre la nación, el país y la patria. “En España, la palabra nación está secuestrada por los nacionalistas. Y el término patria nos suena a la puerta de un cuartel, de forma injusta”, medita el secretario general de los obispos, convencido de que el Papa llama a la búsqueda de la unidad en base a una “caridad social y política”.
Sobre las críticas que ha recibido de un sector del hemiciclo y los halagos del otro, Argüello apuntó que todas “son interesadas”. Así, aconseja que no nos dejemos llevar “solo por los titulares”, sino “entrar en el texto” a fondo. “¿No hemos dicho que necesitábamos una nueva política y algunos partidos no venían a hacer una nueva política? El Papa nos propone una mejor política”, comenta. Desde ahí, dejo caer que “no bastan decretos de alarma ni órdenes ministeriales, hace falta la colaboración de los ciudadanos y los trabajadores”.
“Les pido a los políticos que no piensen en cómo van a conseguir más votos, sino que se enfrenten a las cuestiones más sangrantes para la humanidad”, aconseja Martínez para responder a la “zozobra” actual.
Julio Martínez recuerda cómo ya Benedicto XVI explica que esta sociedad global “nos ha hecho más cercanos, pero no más hermanos”. “La pandemia ha venido a agudizar las tendencias, los fallos y las rupturas que hay en nuestras sociedades y dentro de las personas”, advierte sobre el contexto en el que se publica la carta papal.
En esta misma línea Argüello, apunta que el análisis de Francisco sobre la realidad “es un timbre de alarma” sobre aspectos como “los comportamientos mafiosos”, “los descartes”, “la indiferencia”, “la explotación” o “la búsqueda de los propios intereses”.
“El Papa ofrece como alternativa la base del humanismo del Evangelio”, comenta el jesuita a partir de la parábola del Buen Samaritano que vertebra el documento escrito por Jorge Mario Bergoglio que, para él, conjuga perfectamente tanto el universalismo como lo concreto, por lo que rechaza que sea “una utopía”.
“Quien no lea la encíclica con todas las coordenadas, puede tildarla de populista”, señala, en tanto que el Papa condena tanto el populismo “insano” como “irresponsable” que busca “sacar tajada” del pueblo. En esta misma línea, enmarcó la crítica de Francisco al neoliberalismo. “El Papa no es contrario a un liberalismo que reconoce la separación de poderes”, enfatiza el rector.
“El Papa no hace eslóganes de campaña ni frases para fuego de campamento, sino que nos pide un cambio de estilo de vida”, apunta Argüello, convencido que es posible “gestar una nueva manera de concebir la economía” a la luz de los planteamientos de la encíclica”.