Con la realización de la primera Asamblea Plenaria de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), se reafirma la sintonía entre el nuevo organismo y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Signo de ello –entre muchos otros– ha sido el anuncio que se hizo, sobre el cierre del encuentro virtual, de que el CELAM acogerá en su sede, en Bogotá, la oficina de la secretaria ejecutiva de la CEAMA.
A propósito de esta inédita asamblea –realizada entre el 26 y el 27 de octubre–, el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Miguel Cabrejos Vidarte, comparte algunos balances y compromisos que deja para la Iglesia en América Latina y el Caribe.
PREGUNTA.- ¿Qué ha representado para el CELAM la primera Asamblea Plenaria de la CEAMA ?
RESPUESTA.- Para el CELAM esta primera asamblea de la Conferencia Eclesial de la Amazonía es una puesta en marcha, desde la eclesialidad –porque es una Conferencia eclesial que abarca fieles laicos y laicas, sacerdotes, religiosas, religiosos, obispos…–, del Sínodo para la Amazonía y, de ahí, del Documento Final y de Querida Amazonía. Esto significa que la CEAMA hará realidad una Pastoral de Conjunto con rostro amazónico, que tiene entre sus objetivos la creación de un Plan de Pastoral Global.
Global desde una perspectiva de sinodalidad, considerando que la CEAMA abarca nueve países, con sus conferencias episcopales, y que son más de 130 diócesis que están englobadas en esta gran región amazónica. Entonces, mediante la creación de un Plan Pastoral Global, la CEAMA busca responder a una perspectiva de sinodalidad, en articulación con otras instancias eclesiales y redes, y cuando hablamos de instancias eclesiales, nos referimos justamente al mismo CELAM, pero también a la CLAR, las Cáritas de América Latina y el Caribe y otros. También nos sentimos acompañados por el Dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral, y por otras redes latinoamericanas como la red CLAMOR, que asume el tema de la migración.
Esta primera asamblea también representa para el CELAM la concreción del rol profético del papa Francisco y creo que es muy pertinente, en este sentido, para todo trabajo pastoral en la región amazónica.
P.- ¿Cómo se vislumbra el trabajo colaborativo entre el CELAM y la CEAMA para hacer posible una Iglesia en salida?
R.- El cardenal Hummes, como presidente de la CEAMA, me pidió ver la posibilidad de que, en la nueva sede del CELAM que se está construyendo en Bogotá, se tuviera un lugar estable para que funcione la secretaría ejecutiva de la CEAMA. De mi parte, como presidente del CELAM, le he dicho que sí, sin ninguna dificultad, es cuestión nada más de organizarnos, y pienso que esto ayudará a dar solidez a la misma CEAMA y nos permitirá una buena articulación, al tener un punto de referencia en común con esta nueva secretaría ejecutiva allí, en el mismo lugar donde se encuentra la sede del CELAM.
Por otra parte, ciertamente se vislumbra un trabajo colaborativo intenso. Para mí es una gran alegría que un alto porcentaje de toda la temática que abordará la CEAMA, coincide con la temática y las prioridades del CELAM en este proceso de renovación y reestructuración que hemos venido desarrollando.
En el CELAM queremos soñar con el papa Francisco nuestra Querida Amazonía, y trabajar para hacer realidad los compromisos del Sínodo, porque el Sínodo Panamazónico no solamente es para la región amazónica, es para toda la Iglesia en América Latina, pero también para la Iglesia universal.
Los cuatro sueños del Papa están presente en los cuatro Centros Pastorales del CELAM y están relacionados con varias de las tareas que asumirá la CEAMA. Por ejemplo, el Centro de gestión del conocimiento del CELAM no podría ser ajeno al Observatorio socio-pastoral de la Amazonía; también está el Centro de Pastoral que trabajará de la mano con las redes pastorales de la Amazonía para hacer posible una Iglesia en salida y el desarrollo humano integral. Además tenemos el Centro de formación CEBITEPAL y el Centro para la comunicación.
Hay una feliz coincidencia en el esfuerzo, en el trabajo, en la manifestación de un camino sinodal, pero también de una Iglesia en salida. Estamos remando en la misma barca, porque el CELAM y la CEAMA estamos buscando nuevos caminos de evangelización en esta hora del continente y de la Iglesia, que es como un nuevo kairós, un tiempo de gracia.
P.- ¿Qué balance hace es esta primera asamblea de la CEAMA, en la que el CELAM también ha participado?
R.- Hay algunos verbos que han sido importantísimos en todo este trabajo, y que nos permiten hacer un balance de la asamblea. Son 17 verbos: agradecer; reconocer los territorios y los pueblos diversos; escuchar los gritos y las esperanzas de los pueblos; dialogar desde la interculturalidad; encarnarnos; caminar, acompañar y animar a las comunidades; incluir, en clave sinodal, a los laicos, a las mujeres, a los indígenas; reflexionar una realidad de contrastes y conflictos; discernir los llamados del Espíritu a la Iglesia; servir al modo de Jesús; defender a los pueblos y a sus territorios; comunicar la ‘buena noticia’ con esperanza; incidir ante diversas instancias, sean eclesiales o no; resistir a la pandemia siendo una Iglesia samaritana; articular a pueblos, jurisdicciones, redes de actores; formar comunidades; y actuar. Estos verbos que se aplican a la CEAMA, también se aplican al CELAM. Ahí tenemos pistas para este trabajo sinodal en búsqueda de nuevos caminos.
P.- ¿Qué viene ahora para el CELAM en su compromiso con una Iglesia con rostro amazónico?
R.- Seguir trabajando intensamente. Creo que es la clave de todo. Trabajar de forma articulada, en comunión, sinodalmente, caminando juntos, no solamente desde el punto de vista teórico, sino de una manera práctica, reafirmando la eclesialidad.
Frente a la Conferencia Eclesial de la Amazonía, no podemos olvidar que lo eclesial abarca abarca lo episcopal. Cuando hablamos de un grupo eclesial, esto incluye, como hemos dicho, fieles, religiosos, religiosas, sacerdotes, obispos y también al Santo Padre. Con este firme compromiso debemos seguir trabajando.
Pero además, es importante recordar que los programas pastorales son cristológicos, y en este caso, creo que los planes pastorales tendrán que encarnarse en la Amazonía para anunciar el Evangelio con alegría y esperanza, ahora y siempre.