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Pena máxima para el párroco de Lemona: castigado sin misas ni actividades pastorales por justificar a ETA





Pena máxima para el párroco de la localidad vizcaína de Lemona. El obispo saliente de Bilbao, Mario Iceta, ha decidido sancionar al sacerdote Mikel Azpeitia con la retirada de los oficios eclesiásticos después de que expresara en un documental que la actividad de ETA “no era terrorismo, sino una respuesta a una represión”.

De esta manera, tal y como ha podido detallar Vida Nueva de fuentes episcopales, el cura ha quedado “relevado de todo el ministerio público” que se concreta en la imposibilidad de celebrar misas, así como de continuar con sus responsabilidades pastorales. La medida se adoptó en la mañana de hoy en una reunión extraordinaria del Consejo Episcopal. Tras este gabinete de crisis, Iceta y el obispo auxiliar, Joseba Segura, mantuvieron un encuentro con Azpeitia para notificarle el castigo.

Rápida reacción

Se trata de una decisión rápida y contundente a tenor de cómo suelen ser los plazos de toma de decisión en ámbitos eclesiales, solo comparable a la ‘tolerancia cero’ que en los últimos años se aplica en materia de abusos sexuales. En apenas 24 horas, los obispos han tomado cartas en el asunto. Nada más trascender la cuestión a la opinión pública el pasado viernes, la diócesis rechazó a través de un comunicado las “desafortunadas declaraciones” del sacerdote, le desautorizó y advirtió de que debería asumir las consecuencias legales de sus palabras.

Sobre todo, teniendo en cuenta que la Asociación Dignidad y Justicia ya ha presentado en la Audiencia Nacional una querella contra él por posible enaltecimiento terrorista y humillación a las víctimas. Además, el Obispado le instó a pedir perdón a las víctimas y destacó en un comunicado que sus comentarios “en modo alguno reflejan la posición de esta diócesis ni del clero diocesano”. En este mismo texto, la Iglesia en Vizcaya reiteraba su perdón a las víctimas y se comprometía a redoblar sus esfuerzos para “seguir trabajando por la paz y la reconciliación”.

Arrepentimiento

Y es que, en la cinta dirigida por Iñaki Arteta, el presbítero llega a valorar de esta manera el atentado que tuvo lugar en Lemona en 1981 en el que murieron dos guardias civiles: “No sabías a qué atenerte, por una parte te alegras de que, bueno, su merecido se llevan, y, por otra parte estás diciendo: pero no está bien”.

Casi a la par del primer comunicado del Episcopado, el sacerdote enviaba una carta al obispo, cuyo contenido hizo público hoy la propia diócesis. En ella, Azpeitia realiza una petición “sincera de perdón”. “Me arrepiento de mi actuación que no expresa adecuadamente mi sentir ni de ninguna manera el de la Diócesis en esta materia”, escribe el cura, que, a la vez, mantiene que “a lo largo de mis años de ministerio he apoyado la postura y las diversas iniciativas de la diócesis a favor de la paz y la reconciliación, y deseo seguir haciéndolo”.

En esa misma misiva, dice asumir “las consecuencias que se pudieran derivar de mi comportamiento”. “Pongo mi persona y mi cargo a tu entera disposición”, expresa a Mario Iceta. Y el obispo ha obrado en consecuencia.

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