Este 1º de noviembre, en la Solemnidad de Todos los Santos, el arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda, ha recordado el llamado universal a la santidad: “hombres y mujeres de todos los tiempos, nos permiten pensar en la vocación que todos tenemos a la santidad“.
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En la Eucaristía dominical que transmite por televisión el canal RCN –a nivel nacional–, el primado de Colombia ha trazado lo que bien podría ser una ‘ruta’ para alcanzar la santidad, a la luz de las Bienaventuranzas del evangelio de san Mateo, puesto que “las Bienaventuranzas reflejan el estilo de vida del Hijo de Dios (…), quien se ha hecho pobre, ha llorado, ha sufrido, tiene hambre y sed de justicia, es misericordioso; él, Jesús de Nazaret, es limpio de corazón, vino a trabajar por la paz, y ha sido perseguido por anunciar y vivir el Reino de Dios que nos da la salvación”.
La vocación universal a la santidad
“Las características de la vida de Jesús están resumidas en las Bienaventuranzas”, aseveró Rueda Aparicio, al señalar que su ejemplo representa “un llamado a la santidad para la humanidad entera”. Esta vocación universal a la santidad no tiene límites de edad ni de profesión. Y citó el caso de los jóvenes italianos Carlo Acutis y Domingo Savio, de José y María, los padres de Jesús, y de José Gregorio Hernández, “el médico venezolano servidor de los enfermos en la pandemia del siglo pasado” que será beatificado, entre otros, animando a buscar la santidad en el estado de vida de cada uno y en cada profesión.
Sin embargo, “el camino a la santidad es duro, exigente, con cruz… está lleno de tribulaciones, de sufrimientos”. Pero “el sufrimiento, si lo vivimos en la fe, nos va llevando no por un camino de desesperación sino de pureza y santidad”.
¿Cómo se puede alcanzar la santidad en estos tiempos? El arzobispo de Bogotá propuso cuatro ‘claves’ para lograrlo en la vida cotidiana.
1. Ternura combativa
“La persona que quiera ser santa debe pedirle al Señor el don de la ternura combativa”, aseguró Rueda. “Los santos, hombres y mujeres, son personas tiernas, y ser tierno no es ser débil, ser tierno es tener los sentimiento de Dios nuestro Padre. No una ternura frágil, sino combativa, contra todas las injusticias y los pecados, pero sin agresividad”.
El arzobispo de Bogotá invita a superar el pesimismo y la resignación. “El que quiere ser santo no puede ser una persona resignada, debe ser combativo con ternura”.
2. Alegría vigilante
La alegría, el buen humor, la capacidad de sonreír y de transmitir alegría, son características de la santidad. “Pero una alegría vigilante, atenta al paso de Dios”, aseveró Rueda Aparicio, alentando a “estar vigilantes para no caer en la tentación, para reconocer nuestras fragilidades, aceptarlas e ir progresando”. Esta actitud de vigilancia conduce también a descubrir la presencia de Dios en la familia, en la sociedad y en el mundo.
3. Oración misionera
Los santos “son hombres y mujeres de oración misionera. La oración nos permite encontrarnos con Cristo Jesús“, quien madrugaba a orar. Y “la oración de Jesús era una oración misionera porque oraba por la humanidad”, no solo por él, sino por quienes lo perseguían, así como por sus discípulos y por sus seguidores.
A ejemplo de Jesús, el arzobispo de Bogotá invitó a orar por todos, sin distingos de religión, raza, nación o partido político. “La familia está llamada a ser un recinto de oración por el país, orando por los vecinos, por los que están lejos y por la humanidad“.
4. Trabajo solidario
Finalmente, Luis José Rueda animó al trabajo solidario como camino de santidad. “El trabajo nos santifica, el trabajo evita la ociosidad y toda clase de vicios (…). Estamos llamados a trabajar por el bien común, no para acumular cosas, sino para hacer el bien“. Esto incluye trabajar por la reconciliación, por la paz. “Dichosos los que trabajan por la paz”. Así santificaremos a nuestra familia y a la sociedad.
El prelado no se olvidó de los que no tienen trabajo: “alguien puede decir: no tengo trabajo. Va a encontrar, sea positivo, pídale al Señor, él le va a ayudar a encontrar un trabajo, así sea más sencillo, pero realícelo con amor, con alegría (…). Si ha perdido el empleo, pídale al Señor que le dé otra posibilidad, tal vez en otra labor, tal vez le corresponda ser creativo, adaptarse a otras personas, a otra empresa, a otro salario, pero ponga todo de su parte para que ese trabajo lo santifique”.