El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, considera que el estado de alarma decretado por el Gobierno y respaldado por la mayoría del Congreso “tiene ribetes de preocupante deslizamiento hacia formas tan poco democráticas que arriesgan en convertirse en dictatoriales”. Así lo expone en su carta semanal sin citar expresamente ni a Moncloa ni a la medida aprobada hasta mayo, pero con un lenguaje implícito en el que da a entender que el Ejecutivo de coalición mezcla “la responsable ayuda y las urgentes medidas necesarias con un abusivo atrincheramiento fuera de todo control parlamentario durante meses”.
En un artículo en el que arranca con una reflexión sobre la primera novela de Miguel Delibes, “La sombra del ciprés es alargada”, el religioso franciscano considera que hay que tomar medidas para luchar contra la pandemia, “incluso drásticas y audaces para intentar paliar y parar el mal que nos atenaza”.
“Pero nadie debería ampararse en la sombra del ciprés de nuestros males, para imponerse impunemente con sus leyes ideológicas y sus formas mentirosas”, apostilla el prelado, para, a renglón seguido, advertir de que este proceder puede acabar “confinando nuestros derechos y conculcando nuestra libertad”.
En el texto, Sanz también se lamenta de cómo el coronavirus “siembra a diario la muerte en tantas personas, hiere a los contagiados que luego tendrán secuelas, mientras astilla a médicos y sanitarios y cuantos los ayudan de tantos modos, hasta la extenuación más dura”. Frente a ello, recuerda que “la enfermedad y la muerte no tienen la última palabra”.
“Sabemos que nuestra vida está en las mejores manos, las de un Dios que nos tiene cerca, nos mira con ternura y a través de los cipreses cuela la esperanza disolviendo nuestras sombras”, concluye la carta.