La mexicana María del Pilar Velasco Barrera es psicoterapeuta Cognitivo Conductual y especialista en el diseño de estrategias de vinculación entre padres e hijos. A lo largo de su trayectoria profesional ha podido constatar cómo la afectividad enferma de los individuos contribuye significativamente a tener una sociedad enferma.
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Afirma que muchos de los problemas que se viven en México y en el mundo, tales como la inseguridad, la violencia, el bullying, las adicciones, los suicidios, entre otros, tienen estrecha relación con la conformación de vínculos afectivos distorsionados o carencias afectivas que provocan problemas emocionales que impactan, primero en la familia y después en la sociedad.
Y por el contrario –explica en entrevista para Vida Nueva– mejores individuos forman mejores familias que son el cimiento de mejores sociedades.
Para la especialista, a veces se buscan soluciones a los problemas sociales que hoy nos aquejan, dejando de lado ese esfuerzo por otorgar contextos adecuados de vinculación entre padres e hijos.
El amor en la familia
Y es que el ser humano –apunta– aprende a amar y ser amado en la familia. Es allí donde aprende a relacionarse y a convivir de manera armoniosa. A continuación ofrecemos la entrevista íntegra con María del Pilar Velasco:
PREGUNTA.- ¿Por qué es tan importante la salud emocional de los niños y los adolescentes en México?
RESPUESTA.- Uno de los grandes retos que tiene la humanidad es, sin duda, la salud emocional y psicológica de las personas. México no es la excepción. Y son justamente los niños y los adolescentes quienes cobran una importancia relevante en este sentido.
Este sector de la población experimenta una serie de problemas emocionales, los cuales se han visto exacerbados durante la pandemia. Entre los principales problemas emocionales por los que atraviesan los niños y adolescentes en México, están la ansiedad, depresión, aburrimiento, impotencia, problemas de control de impulsos, inseguridad, baja autoestima, ira, baja tolerancia a la frustración, entre otros.
Cuidar la salud emocional es muy importante, porque las consecuencias que estamos viviendo entre nuestra población infantojuvenil son alarmantes. De acuerdo a los datos aportados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos mentales representan el 16% de las enfermedades y lesiones en personas entre los 10 y 19 años.
Esto repercute de manera significativa en la edad adulta y limita la oportunidad de llevar una vida satisfactoria.
P.- ¿Qué es lo que origina esta serie de problemas emocionales que presentan los niños y los adolescentes?
R.- Existen varios factores que intervienen en el desarrollo emocional y psicológico durante la infancia y la adolescencia, entre los que se encuentran factores genéticos por un lado; pero también hay una gran influencia de las experiencias que viven y el ambiente donde se desarrollan.
Uno de los factores ambientales que más impacto tiene en el desarrollo emocional de los niños y adolescentes, es la relación con sus padres o con algún adulto significativo como pueden ser los abuelos, tíos, entre otros.
Los niños y los adolescentes tienen la necesidad de los vínculos afectivos con otras personas. No todos los vínculos que se establecen tienen la misma importancia; generalmente son los padres o los cuidadores con quienes los niños establecen una conexión afectiva que tiene un significado muy importante en su vida.
La raíz de los problemas emocionales que se presentan en los niños y adolescentes, en muchos casos se debe a la falta de un vínculo afectivo sano con los padres o cuidadores. No es la única causa, pero sin duda sí es una de las más importantes.
P.- ¿Cuál es el papel de la vinculación frente a los problemas emocionales de niños y adolescentes?
R.- El vínculo afectivo es la relación que establecen los padres o cuidadores con sus hijos. Es una necesidad que tiene el ser humano de sentirse conectado a otro. Es algo natural. Dicha necesidad surge en primer lugar por el instinto del ser humano para sobrevivir, requiere del otro, de su protección y ayuda.
El vínculo afectivo con los hijos permite conocer y responder a las necesidades no sólo físicas, sino emocionales y psicológicas de los hijos, y hacerlos sentir comprendidos y aceptados, significativos, conocidos y amados incondicionalmente.
Esto permite que los hijos desarrollen su autoestima y su seguridad en sí mismos, lo cual resulta el cimiento para el desarrollo de una personalidad plena.
Mediante esta relación afectiva los padres ayudan a los hijos a identificar y regular sus emociones. Los niños no tienen capacidad de autorregularse; la van adquiriendo, en la medida en que los padres aceptan sus emociones y les ayudan a manejarlas de manera adecuada. Esto les da la seguridad emocional que se requiere para su desarrollo.
Sin esta relación de afecto en la cual el niño o el adolescente se siente comprendido y amado como es, no se puede dar un desarrollo emocional sano y esto tiene consecuencias negativas.
Por otro lado, el vínculo afectivo ayuda a los niños y adolescentes a enfrentar situaciones adversas, difíciles o dolorosas, es decir, contribuye a desarrollar la capacidad de resiliencia. Boris Cyrulnik, psiquiatra, quien acuñó el término de la resiliencia, que se refiere a la capacidad del ser humano de enfrentar situaciones adversas; ha profundizado en el tema de la vinculación afectiva.
Él sostiene que esta capacidad que tiene el ser humano para resistir la adversidad, se desarrolla en primer lugar por los lazos afectivos y posteriormente por la posibilidad de expresar las emociones.
P.- ¿Qué puede impedir que los padres establezcan este vínculo de afecto con sus hijos?
R.- Existen diversos factores que impiden que los padres tejan con sus hijos esta relación. Entre estos factores se encuentra la situación económica en muchos casos apremiante; y en otros la presión por alcanzar el éxito profesional, el tener más que el ser.
Vivimos en un mundo globalizado que ha borrado las fronteras, haciendo posible relacionarse con personas de otras culturas, de otras razas, de otras maneras de pensar. Los grandes avances que hoy benefician al ser humano en numerosos aspectos, también han pulverizado el elemento primordial de contacto interpersonal y humano, basado precisamente en el amor, en la afectividad; dando como resultado la interrelación meramente superficial, sin un contenido esencial entre las personas, incluso dentro del círculo familiar, en donde no se comparte el ser, sino el hacer o el tener, afectando así el desarrollo psicológico y emocional adecuado.
Otro factor al que nos enfrentamos en la actualidad es la sensación de desesperanza con respecto a un futuro incierto. Esto ha provocado reacciones emocionales de los padres, que se transmiten a los hijos, generando inseguridad e inestabilidad emocional.
Es importante considerar la salud mental de los padres, porque cuando ésta no es adecuada, será muy difícil establecer relaciones sanas que otorguen a los hijos la seguridad que requieren.
Para mayor información sobre el tema, Pilar Velasco se encuentra en las redes sociales; en Facebook: Vinculando con Pilar Velasco y en Instagram: Pilar Velasco Barrera.