Varios obispos de Francia llevarán ante el Consejo de Estado la decisión del gobierno del país de suspender los actos de culto comunitario durante el confinamiento que se puso en marcha el pasado 29 de octubre y que continuará vigente, al menos, hasta el 1 de diciembre. Entre ellos, tal como apunta La Croix, se encuentra el propio presidente del episcopado francés, Éric de Moulins-Beaufort.
La decisión, tal como ha explicado Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon, responde a la “observación compartida de que había una ofensa” a la libertad de culto. “Este recurso se justifica por la centralidad para los cristianos de la vida eucarística y del encuentro dominical, que están estructurando nuestra vida cristiana, personal y fraterna”, subraya el prelado, quien también ha apuntado que las celebraciones comunitarias no son específicas únicamente del cristianismo, sino que también se encuentra en el islam y el judaísmo.
“Nos dimos cuenta de que era necesario que como obispos asumiéramos nuestras responsabilidades” , añade el obispo de Fréjus-Toulon. “El pueblo cristiano espera que sus pastores defiendan la posibilidad de ir a misa”, ha continuado, “y, así como es legítimo que los laicos lo hagan, es legítimo que los obispos emprendan acciones legales”.
Pero los obispos no han sido los únicos que han presentado su disconformidad ante el Consejo de Estado. También han denunciado la decisión del gobierno de Macron distintos movimientos, como las Asociaciones de Familias Católicas (AFC), quienes explicaron en un comunicado de prensa que piden “autorizar las reuniones en establecimientos religiosos limitando su duración a 90 minutos”. ” El apoyo espiritual y la necesidad de ceremonias comunitarias para todos los seguidores de una religión son esenciales”, asegura la AFC.