Pos minutos antes de las 11:30 h. de la mañana de este sábado, 5 de noviembre, el administrador apostólico de la diócesis de Burgos, Fidel Herráez Vegas, abrió la Puerta Santa de la Catedral de Burgos. Con este rito ha comenzado la celebración del Año Jubilar que el papa Francisco ha concedido con motivo de la conmemoración del VIII Centenario de la colocación de la primera piedra del templo burgalés.
Con una representación de las distintas tierras que conforman la archidiócesis castellana –cada arciprestazgo se hizo presente con una cruz parroquial–, la celebración se ha desarrollado con el aforo limitado según la indicaciones sanitarias por la pandemia del coronavirus. Una celebración en la que también se despidió de la diócesis el propio Herráez. Por ello, al final de la celebración el vicario general Fernando García Cadiñanos agradeció su ministerio al todavía administrador apostólico. “Me sale del corazón daros un abrazo a todos y cada uno, especialmente a quienes estáis sufriendo en estos momentos”, respondió Herráez con agradecimiento y deseándole lo mejor al nuevo obispo, Mario Iceta.
Tras la lectura del decreto de la Penitencia Apostólica por la que se concede el Año Jubilar, una procesión reducida desde la Capilla del Santo Cristo al que los burgaleses rezaron durante la peste de 1405 se dirigió hacia el acceso especial para este año conmemorativo. La Asociación de Floristas y Jardineros de Burgos ha contribuido con los adornos de esta puerta y han repartido 800 semillas de encina entre los asistentes a la celebración, para que puedan brotar tantos árboles como años tiene la seo por toda la provincia. La colecta de la celebración se ha destinado a los misioneros burgaleses.
En su homilía, Herráez agradeció la presencia de la representación de fieles y autoridades en la catedral. Repasando algunos de los actos organizados en torno a esta efeméride, el obispo reclamó que “el VIII Centenario no es una fecha concreta, no es suficiente. Hemos vivido y compartido todo esto desde hace tres años y medio y ha sido sorprendente la unión del conjunto de la sociedad burgalesa en torno a esta Catedral”. Por ello, destacó que en torno a este aniversario se han convocado una “Asamblea Diocesana y este Año Jubilar que hoy comenzamos”. Para Herráez, “los 3.000 miembros de la Asamblea buscan cómo anunciar hoy la Buena Noticia de Jesucristo”.
El obispo administrador apostólico ha subrayado que “el Año Jubilar nos ha de ayudar a ser mejores hijos de Dios y mejores hermanos entre nosotros en orden a servir mejor a la Iglesia y la sociedad. Todo esto enmarcado en esta desgarradora situación de pandemia”, que se ha hecho notar en las celebraciones de este día.
Comentado las lecturas de la liturgia, tomadas de las que se emplean en la dedicación de las nuevas Iglesias, Herráez ha recordado que “Dios acompaña nuestra vida si dejamos que él nos acompañe”. Por ello ha invitado a celebrar “la presencia de Dios en este templo y depende de nosotros que nos encontremos con él, con nosotros mismos, con los demás y con la entera creación”. “Nosotros somos templos vivos de Dios y su espíritu habita en nosotros. Somos Piedras Vivas de la Iglesia, cada uno, desde nuestro bautismo, cuyo cimiento fundamental es Cristo, y a la vez la Puerta”, añadió.
“Jesús cambia nuestra vida, como lo hizo con Zaqueo. Ojalá que este Año Jubilar nos ayude a todos a ser también ayudados, que pasemos de la memoria agradecida del pasado a un compromiso evangelizador y de transformación social. Que asumamos el presente en el que Dios nos acompaña”, apuntó. “Hemos de estar unidos, no cada uno por su parte. El Señor quiere ayudarnos, la respuesta es darnos, dejarnos hacer”, concluyó mientras invocaba a Santa María, titular de la catedral burgalesa.