Aunque la situación sanitaria vive comentos complejos por la pandemia del coronavirus, el papa Francisco no ha faltado a su cita semanal para la oración del ángelus este domingo, 8 de noviembre, a mediodía. Ante unos pocos fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el pontífice recordó también la beatificación en la Sagrada Familia de Barcelona, este sábado, del joven laico Joan Roig Diggle. “Asesinado con solo 19 años durante la Guerra Civil española. Fue testimonio de Jesús en el mundo del trabajo y permaneció fielmente a Él hasta el momento final de la vida. Que su ejemplo suscite en todos, especialmente en los jóvenes, el deseo de vivir con plenitud la vocación cristiana”, deseó mientras pidió un aplauso por “este joven valeroso”.
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El pontífice recordó en las poblaciones de Centroamérica que han sufrido las consecuencias de un huracán que ha dejado “muchas víctimas y múltiples daños, agravando la ya difícil situación de la pandemia”. El Papa se acordó de los difuntos, sus familias y quienes ayudan ante esta catástrofe. También pidió que las tensiones en Etiopía no se resuelvan por la vía de las armas e invitó “a todos a la oración y al respeto fraterno, al diálogo y a la resolución pacífica de las discordias”.
El pontífice recordó que en Túnez comienza sus reuniones el Foro sobre el Diálogo Político libio. Deseó que “en este momento, tan delicado, se encuentre una solución a la largo sufrimiento del pueblo libio y que sea respetado y concretado el reciente acuerdo para un alto al fuego permanente”. También comentó la jornada sobre la importancia del agua que celebra la Iglesia italiana.
El encuentro con Dios
Comentando el evangelio del día, la parábola de las vírgenes necias que olvidan el aceite para la procesión de invitados (Mt 25, 1-13), el Papa señaló que “Jesús quiere decirnos que debemos estar preparados para encontrarnos con Él”. “No sólo para el encuentro definitivo, sino también para el compromiso de cada día en vista de ese encuentro, para el que la lámpara de la fe no es suficiente, el aceite de la caridad y las buenas obras también son necesarios”, añadió.
La reserva de aceite de las doncellas sensata, representa para Francisco las “buenas acciones hechas en colaboración con la gracia. Ser sabio y prudente significa no esperar hasta el último momento para responder a la gracia de Dios, sino hacerlo activamente desde el principio”. “Hoy, no mañana” ha invitado Francisco al compromiso sin buscar excusas. “Si queremos estar preparados para el último encuentro con el Señor, debemos ya cooperar con Él y hacer buenas obras inspiradas en su amor”, sentenció Bergoglio.
Las buenas obras de cada día
El pontífice advirtió, además, que “sucede, desgraciadamente, que olvidamos el objetivo de nuestra vida, es decir, la cita definitiva con Dios, perdiendo así el sentido de la expectativa y absolutizando el presente”. Para Francisco, “esta actitud excluye cualquier perspectiva del más allá: hacemos todo como si nunca debiéramos irnos a la otra vida. Y entonces uno sólo se preocupa por tener, por crecer, por establecerse…”, recomendó invitando a no perder el sentido de la espera.
Así, “si nos dejamos guiar por lo que nos parece más atractivo, lo que me apetece, por la búsqueda de nuestros intereses, nuestra vida se vuelve estéril; no acumulamos reservas de aceite para nuestra lámpara, y se apagará antes del encuentro con el Señor. Si, por el contrario, estamos vigilantes y hacemos el bien por la gracia de Dios, podemos esperar con serenidad la llegada del novio”. “El Señor puede venir incluso mientras dormimos: esto no ha de preocuparnos, porque tenemos la reserva de aceite acumulada con las buenas obras de cada día”, concluyó.