El primer domingo de Joe Biden como ganador de las elecciones de Estados Unidos ha sido eminentemente familiar, con una agenda liberada de actos oficiales. De hecho, su primera jornada como presidente electo comenzó en misa, en los alrededores de su casa.
Acompañado por su familia, entre ellos su hija Ashley y su nieto Hunter, el que será el segundo presidente católico de la historia del país ha participado en la eucaristía dominical en la parroquia de San José Brandywine de Brandywine en Wilmington, en Delaware. Como viene haciendo en las últimas semanas, Biden abandonó el templo antes de que terminara la celebración para no molestar al resto de feligreses.
Concluida la celebración, Biden ha visitado el cementerio anexo donde están enterrados sus padres, su primera esposa y sus difuntos hija e hijo. Quienes han seguido de cerca al líder demócrata, aseguran que se arrodilló brevemente junto a una de las tumbas.
El nuevo presidente norteamericano repitió ayer la misma dinámica que el día de las elecciones, cuando también asistió a misa y visitó las tumbas de sus familiares acompañado de su esposa