“Con el Papa siempre en el corazón y en comunión con él”. Así se presenta Fernando Valera (Bullas, 1960), el sacerdote murciano que el 30 de octubre fue nombrado obispo de Zamora. El hasta ahora director espiritual del seminario de Cartagena espera durante su ministerio episcopal seguir el consejo que le da a los nuevos sacerdotes: “Ser un discípulo misionero”. ¿El camino para conseguirlo? El servicio. “En la Iglesia no tenemos otro camino que servir”, indica a Vida Nueva.
PREGUNTA.- Un futbolista sueña con jugar en el Barça o el Madrid. Pero un sacerdote no se ordena para ser obispo… ¿Cómo lo acoge?
RESPUESTA.- (Se ríe) Con temor y temblor. Pero con deseo de servir a una Iglesia de la España vaciada, una Iglesia con una tradición grande de vida cristiana… Tengo la ilusión de trabajar en esta nueva misión que la Iglesia me pide.
P.- La Iglesia, tan presente en la España vaciada, está llamada a dar vida a estos pueblos…
R.- La Iglesia es el último testigo en estos pueblos y la que está manteniendo la esperanza. Es un testimonio enorme en estos tiempos.
P.- “Permaneced en mi amor” será su lema episcopal. ¿Qué significan estas palabras del evangelio de Juan en su vida?
R.- El centro del Evangelio y de la vida de Jesús es el amor. Por lo que se espera que nosotros hagamos lo mismo. Mi vida y mi ministerio episcopal tienen que beber del amor de Jesús.
P.- Ha sido hasta ahora director espiritual del Seminario de Cartagena. ¿Qué presbíteros necesita la Iglesia hoy?
R.- Me ha tocado acompañar a más de 50 sacerdotes jóvenes que han salido del seminario en los últimos años y los 30 que hay hoy. A todos les digo lo mismo. Lo hago parafraseando a Francisco: “Sed discípulos misioneros”. El discípulo es el que está con Jesús y el que anuncia, son nuestras dos misiones.
P.- Y ante una oleada de renovación de obispos, ¿qué prelados necesita España?
R.- El obispo auxiliar de Cartagena, Sebastián Chico, al que le he dado ejercicios, nada más conocer mi elección me dijo: “Ahora aplícate todo lo que me has dicho” (se ríe). Y básicamente, lo que le he dicho siempre va en torno a la comunión. Para todo obispo el elemento fundamental es la comunión.
P.- Unos días después de ser elegido no puede tener aún un plan para Zamora, pero sí que se habrá permitido soñar…
R.- Por ahora solo quiero que me enseñen. Quiero aprender a ser obispo de Zamora. La diócesis me tiene que enseñar, me voy a la escuela de Jesús con ellos para aprender. Lo primero es escuchar con el corazón. Mi objetivo es aterrizar, acompañar, escuchar y aprender.