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Chile: la inteligencia artificial toma la educación católica





“Hemos abordado una temática desafiante y atingente en las circunstancias que estamos viviendo a nivel educacional, producto de la pandemia”, dice con satisfacción Roberto Pavez, director del Área de Educación de la Conferencia Episcopal de Chile, al ser consultado por Vida Nueva sobre los resultados del reciente VIII Congreso Nacional de Educación, dedicado a ‘Inteligencia artificial. Desafíos antropológicos y pedagógicos para la educación católica’.



Pavez agrega que “la inteligencia artificial forma parte de la vida de nuestras comunidades educativas, y los desafíos que hemos presentado -a nivel antropológico y ético- serán las claves para que nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes hagan una correcta relación entre los algoritmos y la dignidad humana”.

Retos y oportunidades

Carol Hullin, post doctora en inteligencia artificial y asesora estratégica mundial de Centro de Innovación Digital Latinoamericano, abrió el Congreso con su charla sobre “Inteligencia artificial: retos y oportunidades”, seguida por el doctor Óscar Pérez, secretario general de la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC), quien complementó con su tema “Neurociencia e inteligencia artificial: aportes para la educación”.

En el segundo día, se abordaron temas más valóricos como “Inteligencia artificial: desafíos antropológicos y pedagógicos para la educación católica”, a cargo del arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, y “Los desafíos éticos de la inteligencia artificial para el mundo educativo”, presentado por el presidente de la Pontificia Academia para la vida, Mons. Vincenzo Paglia.

Pavez considera que “todas las ponencias fueron de gran calidad y utilidad para los participantes. Aportaron una mirada sobre los retos de la inteligencia artificial para la educación: el bienestar humano, el colocar a las personas al centro, con métodos creativos, enfrentado la crisis con esperanza, y desarrollando la educación con innovación digital”.

También pudieron “ver cómo las tecnologías que inciden en el campo educativo y su vínculo con la neurociencia buscan comprender y predecir el comportamiento del cerebro humano, vital para mejorar nuestros sistemas de enseñanza a futuro”, agrega Pavez. “En cuanto a la ética, dice, ahondamos en la necesidad de humanizar y personalizar la tecnología al servicio de las personas, en la búsqueda de un equilibrio entre tecnología y calidad de la educación”, concluye.

Co-creadores del mundo

Realizado a través de una plataforma de internet, contó con casi mil participantes, de varios países de América Latina, aunque la mayoría de varias regiones de Chile. Pavez señala que ellos “no solo pudieron ver y escuchar las conferencias, sino también interactuar con sus comentarios y consultas vía chat, rompiendo la distancia espacial gracias a las tecnologías de la información y comunicación”.

Al día siguiente del término del Congreso, la Santa Sede difundió un video en el que el papa Francisco se refiere a este tema, según difundió Vatican News: “La inteligencia artificial, dice el Papa, está en la raíz del cambio de época que estamos viviendo. La robótica puede hacer posible un mundo mejor si va unida al bien común. Porque si el progreso tecnológico aumenta las desigualdades, no es un progreso real. Los futuros avances deben estar orientados al respeto de la dignidad de la persona y de la Creación. Recemos para que el progreso de la robótica y de la inteligencia artificial esté siempre al servicio del ser humano… podemos decir “sea humano”, expresa el Papa.

En esa línea, el director del Área de Educación de la Conferencia Episcopal de Chile, organizador del Congreso, concluye: “Reconocemos que los avances en el campo de las tecnologías, la información y comunicación, la robótica, la inteligencia artificial y ciencias en general son un don de Dios. Sin embargo, como todo regalo que proviene de Él, conlleva una responsabilidad inherente que se vincula con nuestro rol como co-creadores del mundo. Jesús vería como grandes oportunidades estos avances tecnológicos y animaría a que fueran puentes de unidad y apoyo y promoción a quienes sufren en periferias existenciales”.

Ahora la tarea es buscar en la práctica educacional la aplicación de los desafíos desarrollados en el Congreso.

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