Desde hace 20 años es obispo. Acompañó como auxiliar el trabajo pastoral de la Arquidiócesis de Buenos Aires, junto a Mario Bergoglio. En el año 2006, asumió como obispo de la diócesis de Gualeguaychú. Diez años más tarde, el Papa Francisco lo nombra Coadjutor de la Arquidiócesis de San Juan, ministerio cuya titularidad asume en junio del 2017.
En la Conferencia Episcopal Argentina, fue presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, durante dos períodos. Además, fue responsable de la comisión de comunicación y prensa de la Conferencia de Aparecida (2007) y Padre Sinodal del Sínodo sobre la Nueva Evangelización (Roma, 2012)
El nuevo secretario general del CELAM, Jorge Lozano, dialogó con Vida Nueva y presentó su parecer sobre el tiempo desafiante que encara la Iglesia latinoamericana.
PREGUNTA.- ¿Cómo se enteró del nombramiento? ¿Lo sorprendió esta designación?
RESPUESTA.- La designación me tomó por sorpresa y desprevenido. Hace unas semanas me llamó el Presidente del CELAM, el Obispo Miguel Cabrejos, Presidente también de la Conferencia Episcopal de Perú, y me ofreció sumarme al camino del CELAM desde el servicio de Secretario General. Le pedí un plazo para rezarlo y consultarlo con mi asesor espiritual. Pocos días después le respondí con mi disponibilidad.
P.- El CELAM está en un proceso de cambio. ¿Cómo intuye serán estos años de servicio frente al desafío de la renovación?
R.- Estuve leyendo mucho en estos días acerca de los procesos de cambio y renovación que se están transitando. Pienso que los próximos años estarán signados por la implementación de lo ya acordado por la Asamblea y el discernimiento de las decisiones más acertadas. Serán tiempos de diálogo y sinodalidad en vistas a ser Iglesia en salida.
P.- ¿Cuáles son los retos más urgentes que se visualizan en el continente a partir de la pandemia global que castiga fuertemente, sobre todo a las comunidades más vulnerables?
R.- Uno de los retos más urgentes es lograr que todos entendamos y asumamos que “nadie se salva solo”. Si queremos un mundo mejor necesitamos conversión personal y cambio de paradigma; las dos cosas simultáneamente. Si no, nos encontraremos aún peor que en diciembre de 2019, que ya estábamos bastante lejos del paraíso.
P.- Ud. trabajó fuertemente el tema de la pastoral y la sinodalidad. ¿Cuáles serán los focos a los cuales prestar más atención, desde su parecer?
R.- Un lema que se impulsa desde el CELAM es “Iglesia en salida, misionera y sinodal”. Estas tres notas son claves para ser fieles a la identidad de la Iglesia en este tiempo. Es apasionante poder promover estas enseñanzas del Magisterio a nivel Continental, y ofrecer nuestra experiencia a la Iglesia Universal.
P.- Vivimos en un continente sumamente injusto desde lo socio-económico, pero también con una fe muy arraigada que nos anima en la esperanza. ¿Cómo trabajar pastoralmente el binomio social-espiritual?
R.- Debemos predicar el Evangelio de manera integral. El Documento de Aparecida y ‘Evangelli Gaudium’ nos brindan principios excelentes; ‘Laudato si’’ y ‘Fratelli Tutti’ nos marcan el rumbo de lo que estamos necesitando. Debemos cuidarnos de una fe sin carne, sin la cercanía concreta del Buen Samaritano, para que la Iglesia sea signo de esperanza.