“Hay empresas que están facilitando en España el suicidio cobrando 10.000 euros”. Es la denuncia que lanzó esta tarde el presidente del Colegio de Médicos de Madrid, Manuel Martínez-Sellés, durante la conferencia inaugural del XXII Congreso Católicos y Vida Pública. El jefe de sección del servicio de cardiología del hospital madrileño Gregorio Marañón en su ponencia dedicada a la eutanasia lanzó esta acusación al referirse a los “intereses económicos” que están detrás de esta práctica.
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Además, el facultativo calificó el proyecto legislativo del Gobierno de Pedro Sánchez como “peligroso” por las consecuencias que puede tener”. “Una vez que se legaliza la eutanasia es incontrolable”, apreció, poniendo como ejemplo a Bélgica, donde aseguró que se está aplicando a ancianos con demencia y jóvenes con discapacidad.
Una gran mentira
“Ligar progresismo e izquierda a la eutanasia es una gran mentira. La eutanasia es todo menos el progreso”, sentenció, recordando que el pasado año en Portugal “el Partido Comunista votó en contra de la eutanasia”. “La izquierda lo que tiene es que hacer es defender a lo más débiles, porque la eutanasia es particularmente peligrosa para los más vulnerables”, añadió.
“Es cruel que teniendo pacientes sufriendo, la única alternativa sea matarlos”, comentó en relación al déficit de recursos destinados para cuidados paliativos en España y lamentó que ni siquiera se cuente con esta especialidad médica como tal en nuestro país.Por ello, reclamó aumentar “el gasto público en investigación y cuidados paliativos”, así como “una ley de cuidados paliativos”.
Confusión terminológica
En su ponencia, el presidente de los médicos madrileños hizo un esfuerzo pedagógico para acabar con “la confusión terminológica” que se da “no solo entre los políticos, sino también entre los profesionales, que me parece especialmente grave”. Así, diferenció la sedación paliativa “para aliviar el sufrimiento” de la eutanasia cuyo “objetivo es la muerte”, de la misma manera que defendió que solo el médico es el único capacitado para valorar si un tratamiento es proporcionado o desproporcionado. “El paciente tiene siempre una dignidad máxima”, apuntó, sea cual sea su situación de discapacidad o la gravedad de una enfermedad.
Además, apuntó que la mayoría de los médicos, especialmente los que trabajan en cuidados paliativos, están en contra de la llamada “buena muerte”, porque, desde la experiencia saben que ese enfermo o anciano, “en realidad lo que está pidiendo es que le cuiden, que le traten los síntomas, que estén pendientes de él”.
En este sentido, advirtió del peligro de caer en “una pendiente resbaladice” que lleve a aplicar la eutanasia de forma indiscriminada a pacientes con enfermedades avanzadas y “ya no tengan sentido los cuidados paliativos”. No se olvidó de recordar que esta práctica va contra el juramento hipocrático y quiebra la relación de confianza entre médicos y pacientes.
