Los datos sobre la incidencia del coronavirus se están haciendo notar en esta segunda ola en Andalucía. Las últimas cifras hablan de 185.046 casos positivos, con 4.737 casos detectados en las últimas 24 horas. Datos que hacen que la presión hospitalaria se incremente, de hecho según los datos de la Junta de Andalucía, actualmente hay 3.429 pacientes ingresados en los hospitales andaluces, de los que 506 se encuentran en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
En este sentido es especialmente significativa la situación de Granada con 845 hospitalizaciones, de los que 126 en UCI. Un dato preocupante ya que, según denuncian los sindicatos, las UCIs están al 143%. Esto ha obligado a preparar todo para que la capilla de su hospital general, el Virgen de las Nieves, como complemento de la UCI por si es necesario utilizar este espacio en los próximos días, según informa Radio Granada. De hecho, confirma la emisora, las camas de reanimación ya se están usando con este mismo fin. Otros centros sanitarios, como el Hospital Clínico San Cecilio ha habilitado una cafetería de la primera planta.
El acondicionamiento de esta capilla en el Virgen de las Nieves por si es necesario en estos días como UCI abre la puerta a aplicar medidas similares del plan de contingencia. Para ello ya han comenzado las obras para preparar unos 14 puestos para los pacientes más críticos pudiendo acoger en total de 109 internos en las distintas Unidades de Cuidados Intensivos.
Por su parte, el sacerdote Diego Molina Quesada, delegado diocesano de Pastoral de la salud y capellán en el Hospital Virgen de las Nieves, ha escrito una carta abierta publicada en Granada Hoy, en la que muestra la “tristeza” que “esta situación de tanta necesidad” genera en todo el servicio religioso. El sacerdote muestra “la alegría de saber que nuestra capilla iba a albergar a Jesucristo sufriente y encamado, que lo importante es la salud de los enfermos”.
Para Molina, “la simple imagen de la capilla llena de enfermos con sus respiradores, sedados y atendidos como siempre con todo el cariño y profesionalidad de los sanitarios me hacia imaginar que estábamos en un hospital de campaña,que la situación era mucho más grave de lo que se pudiera pensar y por su puesto todos debemos de unirnos para intentar frenar tanto contagio”.
El sacerdote invita a “convertir cualquier dificultad en una oportunidad, y renové mi ilusión y esperanza de seguir atendiendo a mi Dios encamado, que el templo en el que Dios quiere habitar es en el corazón de las personas, que no hay otra forma de amar a Dios que sirviendo a los más pequeños y necesitados, y que necesidad mayor que cuando uno pierde la salud o la vida”.