Después de la presentación, la pasada semana, del informe del Vaticano sobre los abusos cometidos por el ex cardenal estadounidense Theodore McCarrick, ha desatado una tormenta de críticas al considerar que la imagen del papa Juan Pablo II, que fue canonizado en 2014, ha quedado empañada al revelarse que desoyó las advertencias vertidas por distintos prelados contra McCarrick.
Ante esta situación, el escritor George Weigel, reconocido biógrafo del papa Wojtyla, ha defendido su gestión, en una entrevista concedida a Europa Press, ante el caso de McCarrick, quien fue nombrado por Juan Pablo II –a pesar de las acusaciones– arzobispo de Washington en el año 2000 y creado cardenal en 2001.
“No hay absolutamente ninguna evidencia en el Informe McCarrick que pruebe que Juan Pablo II nombrara de forma deliberada a un depredador sexual como arzobispo de Washington”, afirma Weigel. “Juan Pablo II cometió un error porque fue engañado por un mentiroso patológico”, ha remarcado, lamentando, además, que el informe llevado a cabo por la Secretaría de Estado –y solicitado por Francisco– de lugar a “conclusiones precipitadas”.
“Me temo que mucha gente está sacando conclusiones precipitadas debido a informes de prensa incompletos o sesgados”, ha argumentado. “Juan Pablo II se equivocó, pero los santos son seres humanos y la santidad no es garantía de un juicio infalible sobre las personas o las situaciones”, ha subrayado Weigel.
El informe subraya que las decisiones de Juan Pablo II fueron decisivas a la hora de que McCarrick ascendiera dentro de la jerarquía eclesial. Ciertamente, pidió a 4 obispos que aclarasen los rumores contra el ex purpurado, pero estos aportaron informaciones “no exactas” e “incompletas” que acabaron beneficiándole. Sin embargo, la posibilidad de que McCarrick engañase al entonces Papa no ha sido suficiente para detener las críticas.
Mientras para Weigel McCarrick “engañó a muchas otras personas a lo largo de los años, incluidas algunas de las que ahora lo atacan”, ayer, el portal de noticias católico estadounidense National Catholic Reporter (NCR), pedía la Conferencia Episcopal de Estados Unidos que debata en su próxima conferencia anual –que tendrá lugar la próxima semana– la suspensión “del culto a Juan Pablo II” ya que, con su actuación, “socavó el testimonio de la iglesia mundial, rompió su credibilidad como institución y dio un ejemplo deplorable a los obispos al ignorar los relatos de las víctimas de abuso”.
Por otra parte, el NCR afirma que no se trata únicamente del caso de McCarrick, sino que en la memoria del papa Woktyla recae también el caso de Marcial Maciel. “Esto es aún más devastador si considera que la decisión –de ascender a McCarrick– se tomó durante el mismo período en que el Vaticano fue informado de las acusaciones de abuso por parte del padre Marcial Maciel”, fundador de los Legionarios de Cristo.
A pesar de tener conocimiento de las acusaciones contra el mexicano, Juan Pablo II “continuaría alabando al hombre públicamente durante el resto de su papado” y, tal como recuerda el editorial del NCR, “Maciel no fue castigado públicamente hasta 2006, después de la muerte de Juan Pablo II, cuando el Papa Benedicto XVI ordenó al sacerdote una vida de penitencia”.