“La historia no contada de lo que está sucediendo”. Con este título Cáritas presenta un informe sobre la situación migratoria en la frontera entre Camerún y Nigeria. Una región que en los últimos 11 años está marcada por la lucha contra el islamismo radical de Boko Haram en la que la Iglesia que sale al encuentro de cientos de miles de refugiados.
“Más de 430.000 personas se vieron obligadas a escapar de sus lugares de origen. Los habitantes del noreste de Nigeria, principalmente de la diócesis de Maïduguri, cruzan diariamente hacia Camerún en busca de seguridad. Los cameruneses están haciendo lo mismo”, advierte el informe que recoge Vatican News.
La presión migratorio contempla, además, la construcción en 2015 del campamento de Minawao en el lado de Camerún para acoger a 7.000 refugiados nigerianos. Un espacio atendido por la Diócesis de Maïduguri que “construyó una capilla en el campamento y envió un sacerdote para ayudar a los refugiados de Nigeria” con la colaboración de la diócesis camerunesa de Maroua-Mokolo.
Más allá de la frontera, en la archidiócesis de Calabar y la de Makurdi, ubicadas en los estados nigerianos de Benue, Taraba y Cross River, hacia las que se dirigen los refugiados también se están acogiendo a los migrantes. Desde 2018, la Fundación Cáritas de Nigeria lanzó un llamamiento internacional para proporcionar alimentos, agua potable y mosquiteras a 10.000 refugiados en el estado de Cross River. Ayuda humanitaria que comprende ropa, pequeñas sumas de dinero, instalaciones sanitarias, atención de la salud, equipos para refugios y otros artículos no alimentarios.
Y es que la frontera está muy transitada en ambos sentidos. Mientras los nigerianos cruzan la frontera hacia la región septentrional de Camerún en busca de seguridad, los cameruneses lo hacen hacia la región sudoriental huyendo del conflicto. El informe concluye señalando que el cruce de la frontera a cada lado no es algo nuevo, “ya que ambos pueblos tienen mucho en común. Con mucha frecuencia, visitan a sus familiares y realizan ciertas ceremonias tradicionales a lo largo de las fronteras. Por esta razón, la mayor parte de lo que se denomina ‘inmigración ilegal’ ocurre dentro de este espacio social, que no coincide con las fronteras nacionales”.