La Virgen María es “la primera discípula”. Lo destacó el papa Francisco durante la audiencia general que ofreció este miércoles en la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano y en la que continuó su ciclo de catequesis sobre la oración. El Pontífice presentó a la madre de Jesús como a una “mujer orante” y destacó que pertenecía “al gran grupo de los humildes de corazón a quienes los historiadores oficiales no incluyen en sus libros, pero con quienes Dios ha preparado la venida de su Hijo”.
Los católicos tienen en la Virgen a un modelo a seguir por la apertura que mostraba cuando rezaba, diciendo: “Señor, lo que Tú quieres, cuando Tú quieres y como Tú quieres”. Esta frase que repitió varias veces supone para el Papa una guía para orar de manera “sencilla”, poniendo “nuestra vida en manos del Señor, para que sea Él quien nos guíe”. Las personas “humildes de corazón”, destacó, no se enfadan porque “los días estén llenos de problemas”, sino que afrontan la realidad “sabiendo que somos instrumentos de la gracia de Dios”.
La oración consigue “calmar la inquietud” y “transformarla en disponibilidad”, dijo Francisco en su catequesis, en la que invitó a pedir al Señor “su presencia en cada uno de nuestros pasos, para que no nos deje solos ni nos abandone en la tentación ni en los momentos duros”.
Al hablar de la Virgen, Jorge Mario Bergoglio subrayó su “natural intuición femenina”, que se ve “exaltada” por la “singular unión” que mantiene con Dios en la oración. Tanto los “pasos” como el “corazón” de María están guiados por “la voz de Dios”, que los lleva allí “donde hay necesidad de su presencia silenciosa, de madre y de discípula, la primera, la que mejor aprendió las cosas de Jesús”.