“Reflexionar sobre la educación y la espiritualidad es imprescindible en este tiempo de pandemia”. Así comenzaba Fernando Vidal, doctor en Sociología y profesor de la Universidad Pontificia Comillas, su intervención la segunda conferencia del ciclo ‘Tolerancia e integración’, promovido por la Fundación for Islamic Culture a Religious Tolerance y la Fundación San Juan del Castillo, que ha tenido lugar de forma virtual hoy, 18 de noviembre.
Asimismo, Vidal ha hecho hincapié en la necesidad de favorecer una democracia cooperativa, en la que “creemos valor entre todos los sectores de la sociedad, y también con las religiones”. Y es que, para el profesor, “la raíz del desafío que tenemos delante no es de seguridad, sino de desarrollo cultural”. Por este motivo, “en un tiempo de diversificación, incertidumbres, retos globales, informacionalismo y reflexividad, la dirección del progreso apunta a la razón de las inteligencias múltiples, la comunión de las culturas y la democracia cooperativa”.
En este contexto, “los desajustes, desencuentros y conflictos en la relación entre religión y sociedad y entre las distintas religiones”, se debe, por ello, “a que nuestro paradigma cultural todavía no tiene la profundidad e inclusividad que exige el siglo XXI”. “La historia”, ha continuado Vidal, “nos enseña que las comunidades que no crean una cultura y proyecto común, acaban excluyéndose y dividiéndose”. En esta línea, ha puesto a España como ejemplo, con su “profunda y amarga experiencia al comienzo de la Modernidad”.
Por su parte, Europa “ha optado por la integración social, pero es imprescindible la ‘cocreación’ cultural”, ya que “el laicismo y el multiculturalismo han fracasado y el interculturalismo es insuficiente”. “Necesitamos crear en común”, ha insistido Vidal. “El laicismo excluyente expulsa a las religiones fuera del espacio público y busca su extinción”, ha subrayado, quedando, de ese modo, la dimensión espiritual “desaprovechada como energía constructiva y se degrada la democracia cooperativa”.
El multiculturalismo, por su parte, “tampoco integra a las comunidades, sino que institucionalizan mundos paralelos”, y la interculturalidad, si bien “es imprescindible pues pone empáticamente en diálogo a distintas cosmovisiones”, no es suficiente. “Si un joven no incultura su credo en la cultura europea, alimenta una exclusión de consecuencias preocupantes”, ha apuntado Vidal. “No está en el lugar del que viene, y donde está no puede ser quien es”, ha afirmado. “Deben sentir que la cultura en que vive es también obra suya”, ha aseverado.
Por todo ello, la ‘coculturalidad’ consiste en “recrear juntos la cultura desde la singularidad de las distintas tradiciones vivas”. De hecho, “las propias raíces europeas son fruto de la ‘coculturalidad con las religiones de Oriente Próximo”. “En España, el ejemplo más bello que tenemos de esto es la cultura mudéjar”, ha señalado.
Ante esta realidad, “solo una laicidad incluyente proporciona el reconocimiento y participación suficiente para que entre las distintas religiones y culturas haya ‘cocreación'”. Por ello, Vidal ha insistido en que la laicidad es necesaria, “pero no excluyente de la espiritualidad, sino capaz de acogernos a todos”. “Inculturar, recrear y crear en común son los tres componentes de la coculturalidad”, ha afirmado. “La versión sobre lo que vivimos se ve enriquecida cuando lo vemos desde otras perspectivas” y, por ello, “no es suficiente que las culturas convivan, sino que sean capaz de expresarse en sus términos. Que sientan que son parte del conjunto”.
“La paz de este mundo agitado convulsamente por la desconfianza y la violencia no vendrá de la imposición de unos sobre otros ni del enmudecimiento de los que son diversos, sino de la coculturalidad que nos permita vernos tal como somos, tal como la bondad, el bien y la belleza nos pueden hacer ser”, ha aseverado Vidal.
Ante todo esto, el profesor de Comillas ha defendido que es necesario “recrear programas educativos que sean capaces de que uno capte lo que son las claves de otra religión, sino inculturarnos, expresarnos a nosotros mismos en el sabor de esas culturas, religiones…”. Asimismo, “necesitamos que los niños y jóvenes sea capaces de crear juntos, y que la idea de igualdad no suponga la idea de la estandarización, sino que todos somos igual de únicos”.
“La realidad es que nuestra cultura es de un modelo de homogeneidad tal que no entiende de la singularidad”, ha concluido Vidal. “Le resulta fácil relativizarla, pero no es capaz de adoptarla como elemento transformativo”. Sin embargo, “hasta que todos los pueblos del mundo no vuelvan a juntarse como en el pasaje del arcoíris, no sabremos cuál es la esencia de ese Dios que nos mira”.
En la conferencia ha participado también Alicia Guidonet, antropóloga y coordinadora del Espacio Interreligioso en Fundació Migra Studium. Ella ha reflexionado acerca de la necesidad de educar en la diversidad con el objetivo de sostener en las crisis, como es la actual pandemia del Covid-19. “Cada persona es única, tiene la capacidad de desplegar sus talentos de una forma única y especial en el mundo”, ha señalado.
De esta manera, se hace necesario también “cultivar el espacio interior de las personas”, ya que la interioridad “ayuda a percibir la propia dimensión trascendente, inherente a toda persona”. “Cuando se educa en diversidad no partimos de la diferencia, sino de que el otro es igual a mí, ha afirmado. “Si me reconozco como ser único y digno, reconozco al otro como ser único y digno”.