El papa Francisco ha enviado a Joaquim Rego, superior general de la congregación de la Pasión de Jesucristo (pasionistas), una carta con motivo del tercer centenario de su institución, que se celebra a partir del tema ‘Renovar nuestra misión: gratitud, profecía, esperanza’.
“Este significativo centenario representa una oportunidad providente para emprender nuevas metas apostólicas, sin caer en la tentación de ‘dejar las cosas como están'”, ha dicho el Papa en la misiva, en la que ha recordado a los pasionistas que “el contacto con la Palabra de Dios en la oración y la lectura de los signos de los tiempos en los acontecimientos cotidianos le permitirá percibir el soplo creativo del Espíritu que respira en el tiempo, señalando las respuestas a las expectativas de la humanidad”.
“A nadie se le escapa que vivimos hoy en un mundo donde nada es igual que antes”, ha continuado. Y es que “la humanidad se encuentra en una espiral de cambios que cuestionan no solo el valor de las corrientes culturales que hasta ahora la han enriquecido, sino incluso la constitución íntima de su ser”. Asimismo, ha subrayado que “la naturaleza y el cosmos, sometidos al dolor y la fugacidad de las manipulaciones humanas, asumen rasgos degenerativos preocupantes”.
Ante todos estos cambios, “también a vosotros se os pide que identifiquéis nuevos estilos de vida y nuevas formas de lenguaje para anunciar el amor del Crucifijo, dando así testimonio del corazón de vuestra identidad”. “Espero que los miembros de vuestro Instituto se sientan ‘marcados con fuego’ de la misión arraigada en la ‘Memoria passionis”, ha apuntado el Papa.
Por último, Francisco ha animado a la congregación a “no desfallecer en su compromiso con las necesidades de la humanidad”. “Que esta petición misionera se dirija sobre todo a los crucificados de nuestro tiempo: los pobres, los débiles, los oprimidos y los rechazados por las múltiples formas de injusticia”, ha añadido.
“La realización de esta tarea requerirá de su parte un sincero esfuerzo de renovación interior, que deriva de su relación personal con el Crucificado-Resucitado”, ha aseverado. Ya que, “sólo el crucificado por amor, como Jesús en la cruz, es capaz de ayudar a los crucificados de la historia con palabras y acciones eficaces”. De hecho, ha subrayado que “no es posible convencer a otros del amor de Dios solo a través de un anuncio verbal e informativo”, sino que “se necesitan gestos concretos que hagan experimentar este amor en el propio amor que se entrega compartiendo las situaciones crucificadas”.