El papa Francisco ha sido el encargado de cerrar, con un vídeo mensaje, los trabajos del encuentro internacional que desde Asís, de forma on line, se ha celebrado por todo el mundo sobre la “Economía de Francisco” centrado en el papel de los jóvenes. A estos, reunidos desde el pasado 19 de noviembre, se ha dirigido el pontífice por atender a la cita a pesar de los cambios de fecha y programación del encuentro. “Este encuentro virtual en Asís no es un punto de llegada sino el puntapié inicial de un proceso que estamos invitados a vivir como vocación, como cultura y como pacto. Como vocación, cultura y pacto”.
Inspirado por la figura de san Francisco de Asís, el Papa invita a los jóvenes a ser “capaces de ver, analizar y experimentar que, así como vamos, no podemos seguir, lo mostró claramente el nivel de adhesión, inscripción y participación a este pacto, que ha ido más allá de las capacidades”. “Saben que apremia otra narración económica, se necesita asumir responsablemente que el actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista y golpea principalmente a nuestra hermana tierra, tan gravemente maltratada y expoliada, y a los más pobres y excluidos”, señala.
“Ustedes son mucho más que un “rumor” superficial y pasajero que se adormece y narcotiza con el tiempo”, interpela el Papa, “están llamados a incidir concretamente en vuestras ciudades y universidades, trabajos y sindicatos, emprendimientos y movimientos, cargos públicos y privados con inteligencia, empeño y convicción para llegar al núcleo y al corazón donde se gestan y deciden los relatos y paradigmas”. Para el pontífice, el coronavirus “exige una responsable toma de conciencia de todos los actores sociales, de todos nosotros, entre los que ustedes tienen un papel primordial: las consecuencias de nuestras acciones y decisiones los afectarán en primera persona, por tanto, no pueden quedarse afuera de la gestación no ya de vuestro futuro sino de vuestro presente”. Y en ello, no pueden ser excluidos los jóvenes.
“Nos falta la cultura necesaria que posibilite y estimule la puesta en marcha de miradas distintas plasmadas en un tipo de pensamiento, de política, de programas educativos e, incluso, de una espiritualidad que no se deje encerrar por una única lógica dominante”, denuncia Francisco. Para el Papa “es imperioso fomentar y alentar liderazgos capaces de gestar cultura, iniciar procesos —no se olviden de esta palabra: iniciar procesos—, marcar caminos, ampliar horizontes, crear pertenencias… toda búsqueda de administrar, cuidar y mejorar nuestra casa común”, apunta.
“Necesitamos liderazgos comunitarios e institucionales que puedan asumir los problemas sin quedar prisioneros de estos y de las propias insatisfacciones y así desafiar el sometimiento —tantas veces inconsciente— a ciertas lógicas (ideológicas) que terminan por justificar y paralizar toda acción ante las injusticias”, añade. “La crisis social y económica que muchos padecen en carne propia y que está hipotecando el presente y el futuro en el abandono y la exclusión de tantos niños, adolescentes y familias enteras no tolera que privilegiemos los intereses sectoriales por encima del bien común. Debemos volver en cierta media a la mística del bien común”, reclamó alentando la cultura del encuentro frente la des descarte. En este sentido recuerda la experiencia personal de haber conocido, en 1979, una “barrio cerrado”.
“Esta enorme e inaplazable tarea exige un compromiso generoso en el ámbito cultural, en la formación académica y en la investigación científica, sin perdernos en modas intelectuales o poses ideológicas —que son islas—, que nos aíslen de la vida y del sufrimiento concreto de la gente”, propone Francisco. “Es tiempo, queridos jóvenes economistas, emprendedores, trabajadores y empresarios, de arriesgarse a propiciar y estimular modelos de desarrollo, progreso y sustentabilidad donde las personas, pero especialmente los excluidos —en los que incluyo la hermana tierra— dejen de ser, en el mejor de los casos, una presencia meramente nominal, técnica o funcional para transformarse en protagonistas de sus vidas como del entero entramado social”, propone. “No pensemos por ellos, pensemos con ellos. Recuerden el legado de la Ilustración, de las elites iluminadas. Todo por el pueblo, nada con el pueblo. Y eso no es bueno. No pensamos por ellos, pensamos con ellos”, reclama Francisco proponiendo este “desarrollo humano integral”.
“Un futuro imprevisible ya está en gestación”, alerta Bergoglio. Por ello pide a los economistas: “no elijan los atajos que seducen y les impiden mezclarse para ser levadura allí donde se encuentran. Nada de atajos, levadura, ensuciarse las manos”. “No se olviden que de una crisis no se sale igual: salimos mejor o peor. Alimentemos lo bueno, aprovechemos la oportunidad y pongámonos todos al servicio del bien común”, alentó a los jóvenes de 115 familias.