Bajo el título ‘Ley Celaá: ¿todavía es posible el pacto?’, se ha celebrado en la tarde de este miércoles 25 de noviembre el IV Encuentro Vida Nueva, organizado por la revista en colaboración con PPC y de la mano de Banco Sabadell. Debido a la situación generada por el coronavirus, este encuentro ha sido online, congregando a casi 300 participantes a través de esta web. Moderada por José Beltrán, director de Vida Nueva, la mesa redonda ha contado con la participación de Luis Argüello, secretario general de la Conferencia Episcopal Española; Pedro Huerta, secretario general de Escuelas Católicas; y Carlos García de Andoin, doctor en Ciencias Políticas y licenciado en Teología. Y la intervención en vídeo de Alejandro Tiana, secretario de Estado de Educación
Santiago Portas, director de Instituciones Religiosas del Banco Sabadell, ha dado la bienvenida a los participantes y ha recordado los muchos proyectos en los que apoyan a los centros de enseñanza, potenciando alternativas en este “cambio de paradigma” causado por el coronavirus.
Luis Argüello ha inaugurado la conversación asegurando que, “en la reciente historia de España, hemos vivido momentos singulares: en 1970 se produjo la llegada masiva de los alumnos a las aulas; con la Constitución y el pacto de esos primeros años 80 se dio cauce de naturaleza a la concertada; la gran revolución llegó con la LOGSE en 1990… Ahora, en un momento de cambio social y de impacto de la revolución tecnológica, esta ley de educación sigue la pauta de la LOGSE y no aborda el fondo de muchas cuestiones, incluyendo en varias de ellas apenas unas breves modificaciones”.
Así, para el secretario general de la CEE, “es un proyecto que desea unir calidad y equidad, pero esta nueva pedagogía, de carácter constructivista, no soluciona la cuestión. Y, además, plantea problemas que hacen aún más difícil el necesario pacto educativo”.
Pedro Huerta ha reconocido que el proyecto “nos preocupa”. Pero también en aspectos que “van más allá del texto de la ley, como el triste espectáculo que se vivió en el Congreso durante su aprobación. Eso es algo que nos aleja del consenso, de la concordia y, por supuesto, del pacto”.
Para el secretario general de Escuelas Católicas, también se denota “una ambigüedad en su articulado, lo que supone un punto débil”. A la hora de destacar algo positivo, entiende que “es un valor importante que incorpore cuestiones sociales, así como muchos elementos de equidad, modernidad y de respuesta al perfil demográfico y geográfico al que va dirigida”. “Aunque –ha matizado– es una equidad administrada, lo que a su vez nos preocupa”.
Sobre si ha habido antes un diálogo necesario o se ha tratado de algo impuesto sin el consenso con la comunidad educativa, aquí Alejandro Tiana lo tiene claro: “Se dice que esta ley no se ha hablado, pero sí se ha hecho. A lo largo de este proceso hemos tenido muchas consultas: se ha discutido con las comunidades autónomas y en el Consejo Escolar del Estado. Ha habido enmiendas, contactos bilaterales con asociaciones y personas… Se ha escuchado bastante y se va a seguir escuchando. Estamos iniciando un foro sobre el currículo y hemos invitado a gente muy diversa. Yo creo que hay un acuerdo en el 70-80% de la ley”.
En este punto, Carlos García de Andoin se ha preguntado: “¿Era necesario revertir la LOMCE? Partamos de la base de que nació de una mayoría absoluta unilateral del PP. Sin olvidar que introdujo debates en torno a la demanda social y a la lengua vehicular que, como ahora hemos comprobado, rompieron pactos. Por todo ello creo que sí urgía una reversión de la LOMCE. Reforzaba el abandono escolar e introdujo las cuestionadas reválidas. Y no podemos olvidar una realidad como que el 25% de nuestros alumnos no logran el título de ESO. En estos casos, la mayoría de ellos pertenecen a clases sociales en desventaja. En cuanto a la repetición del curso, en España la media está en el 14%, mientras que, en los países de nuestro entorno, esa media está en un 4%”.
Para el doctor en Ciencias Políticas, “la LOMCE obedecía a un modelo academicista, obsoleto y estaba cargado de contenidos. Y más cuando, a día de hoy, el 80% de la información está digitalizada… Frente a ello, urge un modelo más competencial y que haga hincapié más en los ámbitos que en las materias”.
“Ojalá –ha deseado Andoin– que la nueva ley sea la puerta para el necesario cambio. Hemos tenido siete años de LOMCE y este proyecto de reforma educativa ha estado mucho tiempo parado por las diferentes elecciones y, después, por la pandemia. No se podía esperar más, había que avanzar con determinación. Tampoco se puede poner en marcha algo así al final de una legislatura. Ha de ser al inicio, para que dé tiempo a que se implementen los desarrollos, que suelen ser más importantes que la propia ley. Hubiera sido mejor contar con una mayor participación de la comunidad educativa, pero, sinceramente, no creo que hubiera obtenido un mayor respaldo. De hecho, la LOMLOE ha recabado el apoyo de siete partidos, mientras que la LOMCE solo obtuvo el de uno”.
Sobre la manifestación masiva del pasado domingo 22 en 30 ciudades, Huerta ha apuntado que “la concertada ha salido a la calle como en otras ocasiones. La última tan masiva fue en 2005, cuando hubo más de un millón de personas en Madrid. Y, lo más importante, conseguimos el gran objetivo: mejorar la LOE”.
En esta línea, el secretario general de Escuelas Católicas cree que “Más Plurales ha conseguido canalizar la preocupación de las familias y los centros. Nos hemos expresado y no se pueden negar a escucharnos. Somos un sector importante y al que le preocupa la falta de voz que hemos tenido en este camino, así como nos preocupan varios puntos concretos de la ley. Lo hemos canalizado de un modo pacífico, normal y sencillo. Ahora, deseamos que haya una escucha por parte del Gobierno. Si no ya en la tramitación, sí en el posterior desarrollo de la ley”.
Sobre la situación de la escuela concertada y la denuncia de muchos centros de que sufrirán una “asfixia” con la Ley Celaá, Tiana ha recalcado que “son temores infundados. En 2005, cuando se estaba debatiendo la LOE y yo era secretario general de Educación, tuvimos una enorme manifestación con un ‘leitmotiv’ parecido: se va a acabar la concertada. Al día siguiente, en rueda de prensa, le dije a los periodistas que me comprometía a convocarles cuatro años después para comprobar si esas acusaciones eran verdad. Han pasado 15 y no ha sido así. Aquí va a pasar lo mismo. Se ha hecho una exageración. En unos casos, de buena fe; en otros, interesadamente”.
Para Argüello, “una de las cuestiones clave es el número de alumnos. Padecemos un invierno demográfico y hay otra realidad, la de los niños migrantes y los que viven en barrios con problemáticas diferentes. Hay que responder a todos los problemas sociales, pero cabe preguntarse si esto ha de hacerlo el sistema educativo. Porque se corre el riesgo de que pueda dejar de ser una educación como tal, con una propuesta de comunicación de contenidos”.
Así, para el secretario general de los obispos, a veces se plantean “falsos dilemas, como el supuesto entre equidad y calidad. La situación se reguló ya en los años 80, reconociendo a la concertada dentro del sistema público y estableciendo que, a nivel público, hay una alternativa de iniciativa social y la otra estatal. Ahora, parece que lo público se reduce solo a lo estatal”. Del mismo modo, ha denunciado que, desde ciertos ámbitos ideologizados, “se hace de la concertada y de la asignatura de Religión una bandera de otros falsos dilemas”.
Para Argüello, con la actual reforma “hay un exceso de pedagogía ante la filosofía y el pensamiento sobre qué queremos hacer con la escuela. Es un idealismo ‘roussoniano’ que está presente en el debate desde 1990”. Algo que ha ilustrado con un ejemplo: “En 1989, con Maragall en el Ministerio, se estrenó la película ‘El club de los poetas muertos’. En la cinta se contraponían dos modelos educativos: uno era el tradicional, de raíz sajona, basado en el honor, la excelencia, el trabajo… Valores rotos por un profesor innovador que representaba la corriente contraria. Pero creo que es una película tramposa y que plantea un falso dilema. Eso tuvo su eco al entronizar un modelo que surgió con la LOGSE y que llega hasta hoy. En esta corriente se expulsan la autoridad, la jerarquía del saber, la importancia de aprender cosas, un currículo no reblandecido. Y son cosas importantes, porque la vida nos pone en nuestro sitio desde las muchas exigencias en los diferentes ámbitos. Corremos el riesgo de caer en un populismo educativo que nos perjudica a todos, a la enseñanza de iniciativa privada y a la estatal”.
Andoin ha reivindicado que “la concertada está muy arraigada en España, por lo que hay que confiar en el futuro. La enseñanza religiosa viene del siglo XVI. Hasta La Pepa de 1812, la primera Constitución de nuestra Historia, el Estado no manifestó que la educación era de interés general. Hoy, la concertada implementa aportaciones importantes en la educación inclusiva, en la innovación o en la autoexigencia de un nivel muy fuerte, por lo que se aprecia una orientación clara de cambio”.
Lamentablemente, a su juicio, “se ha sobreideologizado este tema. Cuando lo importante es ir a los retos concretos, como la disminución de la natalidad, que es una amenaza para todas las áreas, la pública y la privada. Otro factor es el de los alumnos inmigrantes, habiendo más en pública. En Euskadi, hay centros con un 70% alumnos inmigrantes. Pero la media nos dice que el 22,8% están en la iniciativa pública, mientras que un 9,6% están en la privada”.
Para el docente vasco, “hay que abordar esto en lo concreto, sin ideologías. Y sin olvidar que Madrid no es España y hay realidades diferentes en otros sitios. Así, no podemos obviar que hay una nueva concertada de carácter mercantil. También es significativo que la demanda social no es absoluta y se mantienen criterios para elección de centro como la proximidad, la presencia en el centro de un familiar o la renta. Todo esto se mantiene. Es muy importante mirar por la racionalidad, la planificación y la equidad para evitar guetos o centros elitistas o burbuja”.
En este sentido, Tiana ha advertido contra ciertos clichés que achacan a la concertada ser elitista: “Hay que tener cuidado con esas generalizaciones un poco excesivas y hay que reconocer que hay mucha gente en la concertada y en la pública que está haciendo una magnífica función social de defensa del derecho a la educación de las personas”.
“La enseñanza concertada –ha enfatizado Tiana– está garantizada por todo un aparato legal. En esta misma ley hay un epígrafe que no se ha cambiado y que dice que el servicio público de la educación se prestará por medio de los centros públicos y los centros privados concertados. Más garantía de que se cuenta con los centros concertados no hay. El régimen general de conciertos es algo que está muy asentado en España, aunque haya dado tumbos. Es verdad que hay algunos cambios, pero no son de fondo. ¿Significa que van a mandar a los niños donde quieran? No, por favor. Eso no tiene ni pies ni cabeza, no tiene sentido. Una cierta diversidad en los centros es positiva, en todos. La libertad de elección está patente en la ley, se dice en varios lugares. A los centros que están preocupados porque se van a cerrar: no”.
Huerta ha recalcado que “el optimismo es necesario. Algunos textos parecen deliberadamente ambiguos y hay artículos en los que se enfatiza la creación exclusiva de centros de titularidad pública, eliminando la demanda social. Mientras que otras cuestiones no se abordan… También se habla de reequilibrar las dos redes, pero se ha pasado al lado contrario, en la ley del péndulo. Sé de centros sin problemas de ningún tipo y a los que se les ha retirado conciertos de aulas. Tenemos derecho a preocuparnos. El texto es ambiguo en su interpretación, por lo que hay diferentes posiciones”.
Para el representante de Escuelas Católicas, “otro punto es que parece aflorar el conflicto, lo que da la sensación de que ya es recurrente. Y más cuando todos contribuimos al servicio público. Por eso, insistimos en que hemos de centrarnos en esto. Hay que mejorar la dotación de recursos, también a los centros concertados, para que acojan a los inmigrantes o alumnos con necesidades especiales. Dan por hecho que segregamos, pero somos los primeros interesados en atender a estos colectivos porque forma parte de nuestra misión. Pero para ello necesitamos recursos”.
En cuanto a la propuesta que la CEE hizo llegar el 31 de julio al Ministerio de Educación sobre una asignatura de Religión más integral, Tiana ha admitido que “es novedosa. Desde el Ministerio teníamos claro que debemos cumplir a rajatabla la normativa en lo que dice que debe ser una materia de oferta obligada y elección voluntaria. Agradezco la propuesta en tanto que sale de lo tradicional, pero llegó cuando la ley ya estaba en tramitación. Queda todavía recorrido, pues hay que desarrollarla y alguna de estas ideas se pueden plasmar en los currículos. Es verdad que no hemos dado una respuesta formal, pero sí queremos hacer saber que hemos visto la propuesta, que seguimos teniendo esperanza y que esa respuesta formal llegará”.
Argüello ha recogido el guante y ha apuntado que, “ya en 2019, antes de la pandemia, llamamos al diálogo, pero llegamos justos para presentar nuestra propuesta. Insistimos en que no nos importa solo la religión, sino todo el sistema educativo. Hay que cultivar el humanismo y profundizar en los desafíos de la revolución tecnológica. Por eso, proponemos disciplinas que fomenten el sentido de la vida, el discernimiento crítico, los valores y la ética. Son ejes básicos, pero que cada confesión los pueda desarrollar de una manera propia. Impera el constructivismo, aunque también incurre en la confesionalidad. Su apuesta por no tener en cuenta la transcendencia también es un modo de confesionalidad. O una determinada visión del hombre y la mujer… Por eso urge un ámbito de encuentro en el que cultivar la identidad, cada uno desde nuestro ámbito. Sí, estamos convencidos de que es posible el pacto educativo”.
Ahondando en la posible asignatura de Cultura de las Religiones, propuesta por la CEE, Tiana ha defendido que “es una iniciativa que puede tener interés. El hecho de que se tenga una formación sobre lo que significa el hecho religioso es interesante. Hay debate sobre si eso se debe hacer en una única materia o de forma transversal en varias. Las dos opciones son aceptables y, de momento, se ha incluido como posibilidad y no se define exactamente cómo debe ser”.
Andoin ha señalado que esta asignatura “ha entrado en la ley por dos enmiendas, una del PNV y otra de ERC. La primera, más ambiciosa, incorporaba más o menos la propuesta de la CEE. Estamos ante dos pasos, pero hay que pasar pantalla de la guerra de posición de la que hablaba Gramsci: debe ser posible aceptar un currículo de la Administración y adaptarlo a la propia confesión. Esa Cultura de las Religiones sería otro paso en este sentido”. Eso sí, ha reconocido que “no veo condiciones para creación de un área como tal, aunque sería interesante. Está la libertad a la hora de optar por una religión confesional, ahondar en los valores cívicos o en esa cultura religiones… Desde estas tres opciones, es posible trabajar”.
En cuanto a la situación de los profesores Religión, el teólogo vasco cree que “es de incertidumbre. Y es que, si la LOE dio un paso con su contratación indefinida, la LOMCE les redujo horas y deterioró su situación. Ahora, esta vía de una nueva asignatura puede abrir posibilidades de esperanza para ellos”.
Sobre el reclamado, desde muchos ámbitos sociales, Pacto de Estado por la Educación, Tiana ha defendido que “no es necesario estar de acuerdo en todo. Tenemos visiones distintas de la vida y no pasa nada. Lo importante es que nos pongamos de acuerdo en los máximos asuntos centrales para configurar un marco de arquitectura estable del sistema. Si llegáramos a un acuerdo básico, sería lo mejor. De esta manera, lograríamos un sentimiento de confianza, en los docentes, en las familias y en los administradores. Todo lo que estamos viviendo ahora contribuye a disminuir la confianza, y eso es lo que me parece más dañino”.
Argüello ha llamado a “abordar problemas más de fondo en la escuela. Estos van en relación con ciertos problemas sociales, pero la escuela no puede resolverlos todos. Hay que tener una mirada de esperanza, pero hace falta derribar los obstáculos, como el papel subsidiario de la concertada, el que la Religión esté muchas veces fuera del horario o regular el significado de los propios contenidos, habiendo el riesgo de que se adelgace excesivamente el currículo”.
Aquí, Huerta ha lamentado “la tramitación exprés de la ley, que no ha pasado por el Consejo de Estado ni ha contado con la comunidad educativa. En 2005, nuestra manifestación congregó en Madrid a un millón de personas ante la LOE. Y esto provocó que el Ministerio se sentara a hablar. Ahora, esto aún no ha pasado, por lo que creemos que se requiere la escucha mutua; debe haber una respuesta por el otro lado. Estamos en un tiempo de espera… Llegamos al Adviento, así que ¡qué mejor momento para mantener la esperanza!”.
Con todo, lamenta que “para el Pacto Educativo ya no hay tiempo. Algo así no se improvisa. Requiere una gran valentía para involucrar a todos y salir de la fragmentación. La ley en concreto tampoco puede ya pararse, pues es necesaria. Necesitamos políticos que generen este pacto. Y no solo en los despachos del Congreso, pues esos pactos no van a ningún sitio”.
Andoin ha coincidido en que “veo complicado un acuerdo. Desde luego, no un gran pacto. Lo que sí pueden haber son arreglos. No en la tramitación de la ley, pues ya no hay mucho margen, pero sí en los desarrollos reglamentarios y en el ámbito de las autonomías. Se puede trabajar positivamente en cosas como en la financiación concertada, que es cierto que atraviesa una situación muy compleja y difícil en ciertos espacios. Hay que desahogar esa situación. También en la escolarización de los inmigrantes y en su reparto en los centros; la concertada tiene una buena actitud y quiere compartir ese desafío”.
Algo secundado por Huerta: “Es cierto que, respecto a la LOMCE, la situación de la financiación no ha cambiado muchos en estos años en los módulos. Es una reivindicación histórica nuestra, pues afecta al 25,6% del alumnado. No queremos promesas, sino realidades”.
Argüello ha cerrado la charla con este recordatorio: “Queremos ofrecer este ámbito desde el que abordar todas estas cuestiones que son de interés para el sistema educativo, involucrando a todos los alumnos, cada uno desde su creencia. No queremos adoctrinar, pues la Religión en la escuela no es catequesis. Sí ha de ser confesante, con los profesores como testigos en este sentido. Pero no sé si la ley dará esa autonomía ni si todas las administraciones querrán ir en esta línea y respetar que la escuela diferenciada tiene derecho a existir y a estar”.