En medio del drama de los pobladores del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, tras el paso del huracán Iota, Jaime Uriel Sanabria, vicario de esta región insular de Colombia, ha asegurado que la solidaridad no se ha hecho esperar.
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“Hay una ferviente unidad del pueblo de Dios con su clero, con la vida religiosa, hay una gran solidaridad con la Iglesia católica que peregrina en las islas y eso nos fortalece enormemente, porque es una de las cosas más bellas que uno puede experimentar”, ha expresado el prelado en exclusiva con Vida Nueva.
Una lectura desde la fe
Los días han sido muy duros, sobre todo cuando los daños han alcanzado proporciones apocalípticas, no obstante “los sacerdotes, las religiosas, los laicos han tenido ese momento realmente de dar una lectura desde la fe a este acontecimiento tratando de encontrar las luces para vivirlo de la mejor manera”.
De hecho “todos ellos salen con un amor entrañable por la vida, en medio de su tragedia son capaces de decir gracias a Dios, estamos vivos, lo demás se conseguirá por el camino. Eso me parece que es supremamente valioso y significativo”, ha mencionado el obispo.
Son numerosos los testimonios que Sanabria ha recogido en su itinerario de visitas en medio de la emergencia: “Los primeros días de la tragedia quedaron sin nada y todos se ayudaron mutuamente” como también “muchas expresiones de fe de gente que ora por nosotros, que nos ha puesto en las manos de Dios, eso nos hace sentir muy bien”.
Muestras de solidaridad
Sanabria ha expresado su agradecimiento con toda Colombia y el mundo, pues “nos han llegado mensajes de muchísimas partes”, por ello “seguimos invitando a la solidaridad con nuestras familias, con todas las obras que se tienen aquí para el servicio comunitario”.
Desde la jurisdicción “queremos salir adelante, hacer un esfuerzo grande de evangelización, de trabajo pastoral con las comunidades, que bonito encontrar ahí a los sacerdotes y las religiosas comprometidos con sus comunidades”.
La Iglesia al frente
En cuanto a las parroquias que han sufrido daños materiales están principalmente en las islas de Providencia y Santa Catalina: “De seis, cinco han quedado muy afectados, por lo que toca hacer un trabajo muy grande para volverlos a tener a punto para el servicio divino”.
El vicario ha resaltado la devoción de los pobladores: “En medio del huracán, cuando se lo llevaba todo a su paso: techos, enseres, ropa, ellos no dejaban de orar y cantar. Eso es una cultura que le rinde homenaje a Dios. Eso los sostenía y los ayudaba profundamente”.
De momento, la Iglesia sigue en campaña, a la escucha, “siempre al lado de sus ovejas, eso es un testimonio muy bonito de parte de los sacerdotes, religiosos y laicos, de tal manera que a toda Colombia y el mundo los seguimos invitando a que sean solidarios con nosotros para poder seguir adelante”.
Foto: Vicariato San Andrés y Providencia