El papa Francisco ha enviado un videomensaje a los participantes de la décima edición del Festival de la Doctrina Social de la Iglesia, que ha dado comienzo hoy, 26 de noviembre, en Verona, bajo el lema ‘Memoria del futuro’. Un encuentro que, tal como ha apuntado el Papa, “con su metodología creativa, quiere iniciar una comparación entre diferentes temas en términos de sensibilidad y acción, pero convergiendo en la construcción del bien común”.
“El lema de este año”, ha continuado Francisco, “nos invita a esa actitud creativa que podemos decir es ‘atender al futuro'”. “Para nosotros los cristianos, el futuro tiene un nombre y ese nombre es esperanza”, ha añadido. “La esperanza es la virtud de un corazón que no se cierra en la oscuridad, no se detiene en el pasado, no vive en el presente, sino que sabe ver el mañana”.
Con todo esto, “ser Iglesia significa tener una mirada y un corazón creativos y de orientación escatológica sin ceder a la tentación de la nostalgia, que es una verdadera patología espiritual”, ha apuntado. Asimismo, ha advertido que la nostalgia “bloquea la creatividad y nos vuelve personas rígidas e ideológicas incluso en el ámbito social, político y eclesial; más bien, la memoria, tan intrínsecamente ligada al amor y la experiencia, que se convierte en una de las dimensiones más profundas de la persona humana”.
“Todos hemos sido engendrados para la vida en el bautismo”, ha afirmado el Papa, “por tanto, estamos llamados a realizar la vida en comunión con Dios, o en la intimidad de la oración en la presencia del Señor, en el amor a las personas que encontramos, o en la caridad, y finalmente hacia la madre tierra, lo que indica un proceso de transfiguración del mundo”.
“He aquí, pues, el sentido de la fiesta de este año: vivir la memoria del futuro significa comprometerse a hacer que la Iglesia, gran pueblo de Dios, pueda constituir en la tierra el principio y el germen del reino de Dios”. Así, “vivir como creyentes inmersos en sociedad, manifestando la vida de Dios que recibimos como don en el Bautismo, para que ahora recordemos esa vida futura en la que estaremos juntos ante el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.
“Esta actitud”, ha subrayado, “nos ayuda a superar la tentación de la utopía, a reducir el anuncio del Evangelio a un simple horizonte sociológico o a involucrarnos en el ‘marketing’ de diversas teorías económicas o facciones políticas”.