“Escuchar al presidente de la Nación presentar su propio proyecto de ley que busca legalizar el aborto, nos invadió un frío terror de solo pensar que ese proyecto va dirigido a las adolescentes de nuestros barrios“, expresó el grupo de madres de las villas, en una carta dirigida al Papa.
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Estas mujeres conocen de cerca el escenario que se presenta en los barrios con los embarazos y las situaciones de fragilidad de muchas de ellas. Intentan cuidar la vida desde la gestación, de las mamás, y la de de los niños que ya nacieron, pero necesitan de cuidados.
El panorama que viven
Este grupo, denominado “red de redes”, comentó que, ante consultas por embarazo en los centros médicos de los barrios, “nos hemos acostumbrado a que se nos ofrezcan abortos”. Cuando llegan a los primeros controles, las frases más comunes de los profesionales de la salud son: ‘¿Cómo vas a hacer para criar otro hijo?’; ‘En tu situación es irresponsable traer otro hijo al mundo’; o ‘el aborto es un derecho, nadie te puede obligar a ser madre’.
Creen que el proyecto de aborto está orientado a tomar el aborto como “una posibilidad más dentro del abanico de métodos anticonceptivos”, y que, incluye a las mujeres pobres como las usuarias principales. Y continúan: “Nuestra realidad de mujeres que salimos adelante con nuestros hijos, es opacada”; y son otras mujeres, a quienes nadie les dio representatividad, “las que ahogan nuestras verdaderas posiciones sobre el derecho a la vida”.
Contaron también que “Nuestra voz, como la de los niños por nacer, nunca es escuchada. Nos catalogaron como ‘fábrica de pobres’; ‘vividoras del Estado’. Sin embargo, ratificaron su compromiso: “somos mujeres que le ponemos el cuerpo a todas las crisis, a nosotras no nos han escuchado. No nos quieren escuchar, ni los legisladores ni los periodistas”. De ahí viene el pedido al Santo Padre: “Le pedimos que nos ayude haciendo oír nuestra voz, seguramente lo escucharán con más atención de la que nos dan nuestros políticos”.
La respuesta de Francisco
El Papa contestó la misiva de los miembros de los barrios carenciados (Villa 31, Rodrigo Bueno y José León Suárez), a través de la diputada Victoria Morales Gorleri, quien le había hecho llegar la inquietud de las mujeres.
En primer lugar, Francisco valoró mucho el accionar del grupo: “Realmente son mujeres que saben lo que es la vida. Por favor, dígales de mi parte que admiro su trabajo y su testimonio; que les agradezco de corazón lo que hacen, y que sigan adelante. La patria está orgullosa de tener mujeres así”.
Luego, se refirió al problema del aborto. Aseguró que no es un asunto primariamente religioso sino de ética humana, anterior a cualquier confesión. Y se hizo dos preguntas:
- “¿Es justo eliminar una vida humana para resolver un problema?”;
- “¿Es justo alquilar un sicario para resolver un problema?”.
“Gracias por todo lo que hacen”, afirmó, y como de costumbre, pidió no se olviden de rezar por él.
