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Celestino Aós, horas antes de ser creado cardenal: “Esto no es un privilegio, al revés, aumenta la carga de responsabilidad”





“Haber sido nombrado para formar parte del colegio cardenalicio no aligera el trabajo y no es un privilegio, al revés, aumenta la carga de responsabilidad”. Así lo ha declarado, en una entrevista con Europa Press, el arzobispo de Santiago de Chile, el español Celestino Aós, apenas unas horas antes de que hoy, 28 de noviembre, se celebre el consistorio por el cual será nombrado cardenal por el papa Francisco.



El futuro purpurado reconoce que no se lo esperaba, que incluso llegó a pensar que “era una broma”. Pero, una vez aceptado que era verdad, realmente no le da tanta importancia al nombramiento. Lo que realmente le preocupa es “la mochila que llevo en la espalda llena de responsabilidades”.

“Después de la sorpresa, sentí mucha alegría. No tanto por mí, sino por lo que supone para la Iglesia chilena. Es indudable que este gesto del Papa es un estímulo y un apoyo al camino que está haciendo en estos momentos la Iglesia de Chile. Lo veo con gran alegría y responsabilidad”, ha explicado Aós.

El difícil proceso de la Iglesia chilena

El fraile capuchino, oriundo de Navarra, ha destacado también que la Iglesia de Chile está en estos momentos “mirándose” a sí misma. “Indudablemente mira a sus errores, mira a sus deficiencias, sus dolores grandes que no solo han sido estos horrores de los abusos sexuales, que nunca debieron existir y que no queremos que nunca se repitan”, ha dicho.

Aós fue nombrado administrador apostólico de Santiago de Chile en marzo de 2019 y, en diciembre, el Papa le daba el cargo de arzobispo. Todo, después de la renuncia del cardenal Ricardo Ezzati como arzobispo de Santiago, acusado de encubrir las denuncias de abuso en contra del sacerdote Fernando Karadima.

En otro orden de cosas, Aós ha animado a amar a la Iglesia siendo conscientes de sus errores e intentando corregirlos. “La Iglesia es nuestra madre, con sus dificultades, con sus problemas y con sus heridas, hay que amarla. No se trata de amar a una Iglesia perfecta o que está en el aire, en teoría, sino de amar a esta iglesia de la que formamos parte y en la que el Señor nos ha puesto”.

No centrarse en “lo feo”

Reconociendo que la Iglesia chilena se ha visto duramente puesta a prueba por los casos de abuso sexual, ha subrayado la necesidad de no centrarse solo en “lo feo”. “Seríamos mal agradecidos y necios si viéramos solo lo feo”, ha señalado, asegurando que, además “somos una Iglesia que descubre la belleza del Señor a través de la iniciativa de sacerdotes, religiosos, diáconos y laicos que en este momento de pandemia se han movilizado de forma hermosa con acciones solidarias para dar atención a los ancianos y a los enfermos”.

En cuanto a la crisis sanitaria por el Covid-19, ha explicado que los capellanes “tuvieron que abandonar los hospitales porque prácticamente todos eran mayores y eran personas de riesgo que podían contagiarse y para sustituirlos se creó un grupo de sacerdotes más jóvenes que voluntariamente se prepararon con todos los sistemas y dispositivos de protección para atender también a los enfermos de coronavirus”.

Asimismo, ha remarcado que la comunidad eclesial chilena en tiempos de pandemia ha arriesgado “su salud y su vida” para servir a los más vulnerables. Y, para el futuro cardenal, estos gestos concretos son “la belleza de la Iglesia”. Y ha agregado: “No somos personas extraterrestres, es la fuerza del Espíritu Santo, la que da la fuerza de Jesús a las personas para llevar la fuera del amor”.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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