“La diócesis de Bilbao, convencida de que la fe en Dios debe promover una vida plena y digna para todos, asume su obligación de hacer todo lo posible para prevenir cualquier forma de abuso y de modo particular en lo que se refiere a los menores y personas vulnerables”. Asimismo, “para el caso de que esos episodios lamentablemente pudieran producirse, se compromete a ofrecer a las víctimas un modo definido y eficaz para denunciar los hechos ante las autoridades eclesiásticas y civiles, así como una forma adecuada de atención, acompañamiento y reparación en la medida de lo posible”.
Así se recoge negro sobre blanco en la Guía para la protección de menores y personas vulnerables de la diócesis de Bilbao, a la que ha tenido acceso Vida Nueva y que define medidas concretas y evaluables que constituyen el compromiso público de la diócesis con la máxima del papa Francisco de tolerancia cero.
La Comisión para la protección de menores y la prevención de abusos sexuales, capitaneada por el sacerdote Carlos Olabarri, echó a andar en junio de 2019 con un primer objetivo: crear un documento marco que sirva para todas aquellas personas que están cerca de menores y personas vulnerables.
Cómo actuar, cómo prevenir, qué hacer si alguien traslada una denuncia… todas las respuestas están en este vademécum creado a partir del Magisterio de Francisco y los documentos vaticanos en esta materia. “Es un documento práctico, comprensible y riguroso que bebe de otros documentos eclesiales y de la sociedad civil”, explica a esta revista el director de la Comisión diocesana, que tiene entre sus máximas el compromiso con la verdad, la justicia y la reparación.
“Nuestro objetivo es que no se dé ningún caso dentro de la Iglesia. Por eso, nos centramos en la prevención a través de la formación”, sostiene Olabarri. De hecho, la Diócesis dará una formación afectivo-sexual “de calidad” a todos los agentes de pastoral, porque, “son pocos los casos en los que la persona abusada lo denuncia directamente. Sin embargo, hay signos que nos pueden hacer ver que hay un problema”, recalca.
Así, “toda persona que vaya a tener relación con los menores deberá asumir el compromiso de participar en las actividades formativas, las medidas de prevención y los modos de actuar programados por la diócesis”, recoge el documento.