“Deseamos agradecer lo recibido, descubrir la fecundidad de estos 150 años y profundizar en nuestra identidad”. Estas son las palabras de Graciela Francovig, superiora general de la Congregación de las Hijas de Jesús, en su invitación a festejar este año jubilar, que comenzará el 7 de diciembre a las 21:00 horas con una vigilia online a través del canal de Youtube de las religiosas.
“Es una gran oportunidad para permitir que el Señor trabaje nuestra conversión. Pedimos la gracia de ser renovados por su Espíritu”, añade la última sucesora de Cándida María de Jesús, fundadora del instituto. Francovig, de origen argentino, afirma que, durante este año de gracia bajo el lema ‘Un carisma vivo, un camino compartido’, “queremos ofrecer un nuevo rostro del carisma: en la Casa común, en nuestra misión, con migrantes y refugiados, en la pastoral con jóvenes… Reconocer y agradecer la herencia carismática que hoy compartimos con todos los que formamos la Familia Madre Cándida”.
El obispo de Salamanca, Carlos López, presidirá el 8 de diciembre a las 18:00 horas la Eucaristía que da comienzo a este Año Jubilar en la capilla del Colegio Mayor Montellano, lugar donde falleció la fundadora. Esta Eucaristía también será retransmitida por el canal de Youtube de las hermanas.
Las Hijas de Jesús fueron fundadas en Salamanca el 8 de diciembre de 1871 por Cándida María de Jesús, nacida en Andoain (Guipúzcoa-España) el 31 de mayo de 1845. Con poca cultura y escasos medios materiales va a iniciar esta obra en Salamanca, una de las ciudades universitarias más importantes del siglo XIX, con cinco compañeras y la sola confianza de que “Dios lo quiere”.
La exclusión de la mujer y de las clases económicamente débiles de los ámbitos de la educación mueve a la Madre Cándida a iniciar este camino. Y, muy pronto, lo que comenzó en Salamanca, se extiende por toda la geografía española. El 3 de octubre de 1911 salen las primeras Hijas de Jesús para Brasil, haciendo realidad su sueño: “Al fin del mundo iría yo en busca de almas”.
Madre Cándida muere en Salamanca el 9 de agosto de 1912. La Iglesia la beatifica el 12 de mayo de 1996 y Benedicto XVI la proclama santa el 17 de octubre de 2010.
El carisma que recibió se sigue proyectando 150 años después, en la educación formal e informal, acompañamiento a los más desfavorecidos, refugiados, migrantes, evangelización y catequesis, ejercicios espirituales,… en 17 países.