Hombre crítico, de Iglesia y ciencia. Así recordarán sus asiduos lectores, estudiantes y hermanos de comunidad al sacerdote jesuita Alfonso Llano Escobar, que el mediodía de este 02 de diciembre falleció, a sus 95 años, a causa de problemas de salud por su avanzada edad en la ciudad de Bogotá.
Desde la Pontificia Universidad Javeriana, a la que dedicó gran parte de su vida como profesor y director del Instituto de Bioética, han lamentado su fallecimiento y recordaron que en 2015 el rector, amigos y exalumos “le rindieron un homenaje, por su destacada vida académica y testimonio personal”.
Además el sacerdote fue un prolífico escritor con más de 30 libros y columnista del diario El Tiempo desde 1980, inclusive su último escrito para este medio fue el 21 de agosto de 2020 con ocasión de su cumpleaños 95, en el que aseguró: “Fue una inmensa bondad de Dios el haberme llamado desde temprana edad a la vida religiosa y al sacerdocio en la Compañía de Jesús”.
“No ha sido fácil vivir 95 años. Los más duros han sido los últimos 10: la vejez trae mil achaques que humillan y lo hacen a uno agachar la cabeza para decirle a Dios: que se cumpla su santa voluntad y no la mía, a cada instante. Constantemente para mí, lo bueno es hacer en todo la Voluntad de Dios”, escribió en su última columna.
Pese a todo ello el jesuita no dudó en afirmar: “He vivido una vida plena, llena de sentido, abierta al más acá y al más allá, luminosa y radiante. Puedo decir al igual que el poeta Neruda «¡Confieso que he vivido!»”.
Llano Escobar nació nació en Medellín el 21 de agosto de 1925. En 1941 ingresa a la Compañía de Jesús y se ordena sacerdote en 1956. Era licenciado en Filosofía y Teología de la Pontificia Universidad Javeriana; doctor en Filosofía, con énfasis en Ética, de la Universidad Gregoriana de Roma; y doctor en Teología con énfasis en Moral, del Instituto Alfonsiano de Moral de la Universidad Lateranense, de Roma.
En algunos momentos tuvo diferencias con la Iglesia colombiana, sin embargo en una de sus columnas –según destaca El Tiempo– aseveró, para zanjar cualquier tipo de dudas, que “soy audaz, pero no rebelde. Soy innovador y buscador de formulaciones nuevas de la fe, pero obediente al Magisterio. Por eso, como Ignacio (de Loyola), me someto hoy y siempre al juicio de la Iglesia”.
El provincial de los jesuitas en Colombia, Carlos Eduardo Correa, ha dicho que el padre Alfonso “era un erudito, un intelectual y un excelente hombre consagrado a Dios. Y humanamente siempre fue muy querido. Lo queremos mucho los jesuitas”.
En la página web de la Compañía de Jesús han informado que las exequias serán “transmitidas en vivo por los canales digitales de Facebook y YouTube oficiales de la provincia colombiana. Acompañémoslo con nuestra oración y afecto en su paso a la casa del Padre”.
Foto: Pontificia Universidad Javeriana