El 8 de diciembre de 1965 concluyó el último concilio ecuménico celebrado en la Iglesia y Pablo VI estrenó una ‘férula’ diferente, un báculo papal que sustituía la Cruz por un Crucificado y simplificaba los 3 travesaños típicos de los pontífices y que haría que lo adoptaran los pontífices posteriores con mayor o menos apego. Se trata de la férula hecha por el escultor napolitano Raffaele Scorzelli, conocido como ‘Lello’ Scorzelli, amigo del papa Montini que diseñó este báculo con el característico travesaño horizontal curvo de la cruz a modo de flecha que apunta hacia el cielo.
La ceremonia de clausura se organizó en aquella mañana de la Inmaculada. El papa Pablo VI presidió la misa solemne en la propia Plaza de San Pedro. En los sellos conmemorativos se le refleja en la silla gestatoria y con la nueva férula. Allí se leyeron al finalizar la eucaristía los distintos mensajes del concilio a diversos grupos: a los padres conciliares, a los gobernantes, a los intelectuales y científicos, a los artistas, a las mujeres, a los jóvenes, a los trabajadores, a los pobres y enfermos… Finalmente, el acto terminó con la lectura del breve ‘In Spiritu Sancto’, con el que se clausuraba el Concilio ecuménico Vaticano II. Y algunos detalles quedaron. En la celebración de Navidad el libro de los Evangelios se deposita sobre el mismo atril en el que se ponía la Biblia durante las sesiones plenarias. Y la nueva férula…
La renovación litúrgica nacida del concilio le daría más peso en las celebraciones a la férula papal haciendo su uso prácticamente asimilable al de cualquier obispo en su diócesis. A Pablo VI, tan sensible al diálogo con el arte contemporáneo, le realizaron varios diseños de férula, aunque acabaría imponiéndose la regalada por Scorzelli. Es más, es la única que empleará en su breve pontificado Juan Pablo I.
Las imágenes de Juan Pablo II con el mismo báculo papal pasarán a la posteridad y, para muchos, es uno de los signos identificables de su pontificado. El papa polaco utilizó mayoritariamente esta férula aunque en ocasiones especiales emplease algún otro modelo. Lo curioso es que hasta el propio Scorzelli le diseñó una específica que se empleó en pocas ocasiones. En la sacristía papal, como desveló una exposición de los Museos Vaticanos –y recoge el catálogo de la muestra elaborado por Marzia Cataldi Gallo–, se conserva una casulla hecha a juego y diseñada por el mismo escultor para Juan Pablo II en el que la imagen del Crucificado se completa con la de María al pie de la cruz. El delicado estado de conservación ha hecho que solo se emplease el 28 de junio de 1987 con motivo de los 600 años de la evangelización de Lituania.
Benedicto XVI la empleó hasta que el nuevo ceremoniero Guido Marini recuperó para la Semana Santa de 2008 una originaria de Pío IX de corte más tradicional –con la cruz sin la imagen de Cristo–, que se sustituyó por una más ligera hecha ex profeso a partir de finales de 2009.
El papa Francisco la usó por primera vez en la toma de posesión de la cátedra en la basílica de San Juan de Letrán el 7 de abril de 2013, siendo la que más emplea. Y eso que el ceremoniero sigue siendo Guido Marini, impulsor de la propuesta alternativa. Tanto es así que llegó a desprenderse una pieza durante una misa en 2015 en Bosnia, teniendo que salir al paso con una buena cantidad de cinta aislante gris.
Según la minuciosa página web de ‘Liturgia Papal’ hasta el día de hoy, el papa Francisco ha utilizado 29 férulas diferentes –muchas de ellas empleadas en celebraciones durante sus viajes–; pero la de Scorzelli la ha portado en 230 celebraciones, la última el pasado 29 de noviembre en la misa con los nuevos cardenales. El Vaticano II, siempre presente.