Nelly León: “Si puedo aportar desde mi femineidad, feliz de hacerlo”

Nelly León: “Si puedo aportar desde mi femineidad, feliz de hacerlo”

En mayo recién pasado el papa Francisco designó como obispo diocesano de San Felipe al sacerdote Gonzalo Bravo Álvarez, quien ahora ha nombrado como vicario general a un sacerdote joven, Fabián Castro Marchant, con seis años de sacerdocio, y como delegada episcopal para la pastoral a Nelly León, religiosa del Buen Pastor, desde 2005 capellana del Centro Penitenciario Femenino de Santiago.



Cercana a Vida Nueva, la hermana Nelly accedió a compartir sus primeras reflexiones. “Cuando el obispo me pidió este servicio en la pastoral le dije que la cárcel no se transa. Entonces dentro del tiempo que yo pueda aportar a la diócesis, lo haré, pero la cárcel no está en juego y él lo aceptó así”, es la primera afirmación de Nelly.

PREGUNTA.- ¿Por qué aceptó este cargo?

RESPUESTA.- Primero, porque creo que las mujeres hemos luchado mucho para que se nos abran espacios y en el momento que se nos dan muchas veces retrocedemos, nos cuesta, no aceptamos. Entonces, vi aquí una oportunidad no sólo por mí, sino por todas las mujeres de la iglesia que luchamos y pedimos a gritos un espacio. Aquí se abrió uno y espero que no sea el único. De hecho, sé que hay dos vicarías más en otras diócesis, en Valdivia y en Calama. Espero pronto conocerlas. Vamos abriendo puertas. ¿Cuánto permaneceré en el cargo? Sólo Dios lo sabe.

P.- ¿Hay otra razón?

R.- La otra razón es porque vivo en San Felipe, es mi diócesis, a pesar de que trabajo en Santiago.

La diócesis que la recibe

La diócesis de San Felipe comprende las provincias civiles de Los Andes, Petorca y San Felipe, en la Región de Valparaíso, al norte de Santiago y tiene una población cercana a los 300 mil habitantes, atendidos en 29 parroquias. Cuenta con 38 sacerdotes diocesanos y 15 religiosos de 6 congregaciones; también 12 diáconos permanentes.

Fue creada en 1925, desmembrada de Santiago, pero en la ciudad de San Felipe la parroquia El Sagrario fue erigida en 1739; en La Ligua, su parroquia Santo Domingo de Guzmán existe desde 1633; y en Petorca, la parroquia Nuestra Señora de la Merced fue fundada en 1732. En esta diócesis también está el Santuario Nacional de Santa Teresita de Los Andes, cuya devoción atrae a peregrinos de todo el país.

P.- ¿Cómo es esta diócesis?

R.- Es una diócesis herida, donde el pueblo de Dios ha sufrido mucho y también el clero ha sufrido. Es un clero dividido, un clero con muchos problemas. Si yo puedo aportar desde mi femineidad, desde mi maternidad, feliz de hacerlo. El que quiera hablar conmigo siempre me encontrará dispuesta; y al que no me acepte también lo respetaré con todo lo que significa porque sé que este no es un proceso ni un camino fácil.

P.- ¿Cómo ha sido acogida esta decisión de designar a una mujer en un cargo usualmente ocupado por sacerdotes?

R.- Quizás quedaron personas heridas en el camino por mi nombramiento. Lo he aceptado y lo hago con mucha humildad, con mucho cariño y muy confiada en las manos de Dios y de mi Buen Pastor, quien sin duda me dará la sabiduría para ser una pastora a su estilo, al estilo del Buen Pastor del Evangelio

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