Vaticano

“Se puede incluso llegar a no creer en Dios, pero es difícil no creer en la oración”, dice el papa Francisco en la audiencia general





“Se puede incluso llegar a no creer en Dios, pero es difícil no creer en la oración: esta sencillamente existe”. En la audiencia general que presidió este miércoles sin público en el Vaticano, el papa Francisco siguió con su serie de catequesis sobre la oración para señalar que esta es una “cuestión de paciencia, de soportar la espera”. Ante la “voz interior que quizás puede callar durante mucho tiempo, pero un día se despierta y grita”, Dios siempre responde “de una manera u otra”, como atestigua la Biblia.



“Aprendamos a estar en la espera de Dios, no solo en estas grandes fiestas, sino cada día en la intimidad de nuestro corazón. El Señor pasa, pero si tienes los oídos llenos de otros ruidos no escuchas. La oración es estar en espera”, comentó el Pontífice en la biblioteca del Palacio Apostólico, decorada con unas velas rojas con motivo de las próximas celebraciones navideñas.

El tiempo de la melancolía

La oración es algo “muy humano” que permite “acercarse al Señor”. En ocasiones “podemos creer que no necesitamos nada, que nos bastamos nosotros mismos y vivimos en la autosuficiencia más completa”, reconoció el Papa, advirtiendo a continuación que “antes o después” se desvanece esta “ilusión”. “Todos experimentamos, en un momento u otro de nuestra existencia, el tiempo de la melancolía, de la soledad”, dijo.

Recordando citas de san Pablo y de Tertuliano, Francisco aseguró que los seres humanos “no somos los únicos que ‘rezamos’ en este universo exterminado: cada fragmento de la creación lleva inscrito el deseo de Dios”. No obstante, las personas somos “los únicos que rezamos conscientemente y entramos en diálogo con el Padre. Por tanto, no tenemos que escandalizarnos si sentimos la necesidad de rezar”.

Recuerdo a san Juan Diego

En sus saludos a los fieles de los distintos idiomas al final de la audiencia general, Jorge Mario Bergoglio señaló que hoy se conmemora a san Juan Diego, “a quien Nuestra Señora de Guadalupe escogió como su enviado. Que a través de su intercesión presente a la Virgen los países de América Latina, damnificados por la pandemia y los desastres naturales, para que ella, como Madre, salga al encuentro de sus hijos y los cubra con su manto”.

También recordó que este martes se había publicado una carta apostólica sobre san José, declarado patrón de la Iglesia universal hace 150 años. “Dios le confió los tesoros más preciosos: Jesús y María. Y él correspondió plenamente con fe, valentía y ternura. Invoquemos su bendición para la Iglesia y aprendamos de él a hacer con humildad la voluntad de Dios”, comentó finalmente.

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