TRECE cumple diez años. Una década desde que comenzara a emitir en pruebas el viaje de Benedicto XVI a Santiago de Compostela y Barcelona. Y lo hace con las dudas despejadas sobre su viabilidad a medio plazo, como proyecto, y sobre su línea editorial. De hecho, para la televisión de la Conferencia Episcopal, este 2020 ha resultado ser el menos convulso de cuantos ha vivido en su primera década de existencia.
Así al menos lo consideran quienes están a los mandos, si bien no se atreven a calificar como “dulce” el momento por la incertidumbre que planea a todo el orbe mediático por la pandemia, sí al menos de “tranquilidad” en lo que sostenibilidad se refiere. Desde el punto de vista empresarial, este respiro se ha materializado con la reciente creación del grupo Ábside Media, la sociedad que aglutina a todas las radios y a la televisión del Episcopado, que desde el año pasado cuenta con más del 98% del capital social –frente al 78,08% que tenía anteriormente–.
Al frente, Fernando Giménez Barriocanal, como presidente ejecutivo. La matriz se establece como propietaria del 75% de COPE y del 99% de TRECE, aunque ambas entidades mantienen su independencia en lo que a los órganos de gobierno y administración se refieren.
Sin embargo, la integración del grupo permite que la liquidez de la emisora de radio –que goza de unos resultados económicos envidiables por el resto de cadenas españolas– permita mitigar de algunas las pérdidas que hoy por hoy arrastra la televisión. En el último ejercicio, se recortó el déficit en cerca de un millón de euros, pasando de 7,6 millones a 6,4. A la vez, subían los ingresos hasta los 12,3 millones, lejos de lo que le correspondería de la tarta publicitaria en relación a su audiencia si no fuera por el duopolio que acaparan Mediaset y Atresmedia.
Al paso, Ábside también se acaba con el ‘mantra’ utilizado desde algunos foros públicos que cuestionan a los obispos por utilizar parte del dinero de la ‘x’ para pagar un proyecto audiovisual. Sin embargo, en la Memoria de Actividades de la Iglesia, lejos de ocultar este hecho, se expone cómo se han invertido 3,76 millones de euros –de los 256,54 donados por los ++ en el 2018– a la ampliación de capital de TRECE.
“La Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal entiende que se trata de un proyecto plenamente coincidente con los fines propios de la Iglesia de apostolado, además de permitir participar de la eucaristía diaria a miles de personas impedidas, enfermas o de avanzada de edad”, señalan. De hecho, se recuerda que en este tiempo se han retransmitido más de 3.000 eucaristías con una audiencia acumulada de más de 200 millones de personas.
“Los obispos no quieren renunciar a tener un altavoz televisivo generalista”, explican sobre la continuidad de la cadena, que tras un arranque complicado tras la integración de la primigenia Popular TV, comenzó a ver despejado su horizonte cuando en octubre de 2015 el Gobierno les adjudicaba uno de los nuevos canales de TDT, puesto que hasta entonces tenía sus frecuencias alquiladas.
En paralelo al saneamiento de cuentas, también se activaba un cambio de imagen, logo y parrilla. Desde su nacimiento, la polarización política de quienes ponían voz y rostro al canal había generado algo más que disenso en el seno de la Conferencia Episcopal. Bajo la presidencia del cardenal Ricardo Blázquez se fue moderando con cincel el tono de las tertulias, ampliando el espectro de colaboradores y ofreciendo un enfoque más plural donde primaran los temas sociales tanto en los programas de actualidad como en la línea religiosa.
No sin temor de otro lado del Episcopado y de algunos consejeros sobre la posible pérdida de audiencia “si se rebajaba la tensión en antena”. TRECE cerró la temporada pasada como la mejor de su historia y consolidándose como tercera cadena más vista de la TDT. Este noviembre ha alcanzado un nuevo récord con un share del 2,2%.