¿Es la caridad cristiana un ‘lavaconciencias’? Para Europa Laica, sí. Al menos así lo ha dejado patente en una carta abierta dirigida al Congreso de los Diputados, en la que solicita que se impida la iniciativa del padre Ángel repartir una cena de Nochebuena a los más necesitados el próximo 24 de diciembre.
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Y es que, con una iniciativa que sigue la línea de ‘Por Navidad, ponga un pobre en su mesa’, Mensajeros de la Paz pretende, por segundo año consecutivo, que los miembros de la Mesa –incluida la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet– se sumen al reparto de las cenas proporcionadas por el padre Ángel, a quien Europa Laica ha definido como el “líder del marketing de la caridad católica”.
“Europa Laica quiere llamar la atención de la opinión pública sobre el retroceso que significan estas exhibiciones humillantes por parte de los políticos y representantes de la ciudadanía en su forma de abordar el problema de la pobreza en nuestro país”, subraya la organización, que además insiste en que estas “exhibiciones humillantes de promoción de la caridad católica” se producen “en la mayor parte de ciudades y pueblos del país”.
Populismo mezclado con “propaganda católica”
La asociación considera, asimismo, que “potenciar la caridad católica es el sucedáneo para que las iglesias, a través de personas como es el cura Ángel, patrocinen eventos que publicitan”. Algo para lo que se “utilizan a las personas empobrecidas” y que no ofrece soluciones sino que son “pura caridad subvencionada”. Del mismo modo, Europa Laica acusa a Cáritas de que “cerca del 30% de sus ingresos procede de fondos públicos”.
En la misma línea, afirman que el “personaje” –refiriéndose al padre Ángel– recibió “su primer cheque” para la creación de Mensajeros de la Paz de Carmen Polo de Franco. “Desde entonces no ha parado de obtener cientos de millones en subvenciones y fondos públicos para una obra social más que discutible y poco fiscalizada”, critican, aunque sin presentar ningún tipo de justificación a sus afirmaciones.
La organización, que defiende “la libertad de conciencia y el laicismo institucional”, advierte en la misiva de que “el fomento de la caridad católica reproduce en sí misma la pobreza de las personas que la reciben, siendo contraria a la solidaridad social que las instituciones públicas deben garantizar”, ya que únicamente “los ingresos del trabajo con un empleo digno, la actividad económica y el reconocimiento de los derechos sociales a las personas, son los que acaban con la pobreza”. Todo lo demás, para la organización, no es más que “mero populismo político mezclado con la propaganda católica”.