Este sábado, 12 de diciembre, ha tenido lugar la consagración episcopal y toma de posesión de Fernando Valera nuevo como obispo de Zamora. La celebración, que ha tenido lugar en la catedral local, ha sido presidida por Bernardito Auza, nuncio apostólico en España, acompañado por el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez Pérez, y el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes.
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Durante su homilía, el nuncio ha remarcado la importancia del amor en el ministerio episcopal, haciendo referencia a la liturgia del día de hoy. Asimismo, ha encomendado el pastoreo de la Iglesia de Zamora a Valera, recordando que la Iglesia debe ser, tal como pide el papa Francisco, “un hospital de campaña”.
“Hoy me vuelve a confirmar que soy de Jesús. Mi vida le pertenece”, ha afirmado el nuevo prelado durante su homilía. “Vuelve a decirme ‘permanece en mi amor'”. Así, ha agradecido al papa Fraciasco el elegirle “para pastorear la Iglesia que peregrina en Zamora”. Ha dado las gracias también a Bernardito Auza por presidir la celebración, así como a los representantes del episcopado por acompañarle en la misma.
“Ponte en camino”
“Sois la familia que Dios me ha regalado”, ha dicho, refiriéndose a los presentes y a quienes le han acompañado en su vida consagrada a Dios y a la Iglesia. “Esta diócesis de Zamora es mi nueva casa, mi hogar, mi esposa. He venido a servirla de corazón”, ha aseverado.
Asimismo, ha señalado que comienza su andadura en “una Iglesia con raíces profundas” en la fe. “Donde hay raíz hay vida, hay futuro”, ha subrayado. Además, ha recordado que, como creyentes, “el Señor nos invita a besar las llagas de los maltratados, de los que sufren injusticias”, así como las de “tantos que viven las consecuencias de la pandemia, de los crucificados de la historia”. “Ahí es donde estamos llamados a servir”, ha concluído.
“Hoy he vuelto a escuchar el ‘ponte el camino'”, ha añadido el obispo. “Ya no importa el miedo, las negaciones. Hoy hay un nuevo inicio por gracia y por amor”, ha subrayado.