El pasado 7 de diciembre fue un día de fiesta para la sufriente comunidad cristiana de Irak. Y es que ese día, de forma totalmente sorprendente, la Santa Sede anunció que en 2021, si la pandemia no lo impide, se reemprenderá la agenda viajera de Bergoglio y que su primer destino será la antigua Mesopotamia, golpeada en las últimas décadas por la dictadura de Sadam Hussein, la invasión estadounidense, la guerra civil y la amenaza constante del Estado Islámico.
Será del 5 al 8 de marzo de 2021 cuando se produzca una visita sin duda histórica, pues nunca antes un pontífice había estado en Irak. Además, se cumplirá con su viejo anhelo de Francisco, quien, a lo largo de su pontificado, ha ofrecido numerosas muestras de su cercanía al pueblo iraquí.
En conversación con Vida Nueva, el misionero argentino Luis Montes, quien tiene un amplio conocimiento de Irak por los 10 años que lleva allí (hace un mes ha sido destinado a Egipto, donde pasará un año antes de retomar su misión en tierra iraquí), destaca que la visita papal “es muy importante para el país en general y, especialmente, para los cristianos. Cuando, en medio de la devastación del Estado Islámico, el Papa mandó al cardenal Filoni como su representante personal, eso produjo una gran alegría en la gente, pues se sintieron acompañados por el Santo Padre y por la Iglesia. Filoni había sido el nuncio en la época de la guerra y conoce muy bien el país, siendo alguien muy estimado. Que volviera como cardenal y en un momento tan difícil, trajo mucha alegría y esperanza. Lo mismo cuando el Papa envió después a su Secretario de Estado, el cardenal Parolin, a quienes tomos le suplicaban que fuera el Papa… Así que nos podemos hacer una idea de lo que va a suponer la propia presencia de Francisco en el país”.
Percibido como “un signo de apoyo a la Iglesia local y a los cristianos que sufren persecución en su nombre”, este religioso del Instituto del Verbo Encarnado se congratula por una visita que, desde el mismo momento de su anuncio, “es motivo de gran alegría y mucha esperanza en una tierra martirizada”.
Y no solo para los cristianos: “Para los musulmanes también es importante, pues uno de los grandes problemas que nos dejó la postguerra es la división social que se generó, lo que se tradujo en desconfianza e incluso odio entre las diversas facciones. Todo gesto que favorezca la convivencia es importante y ayuda a aquellos que promueven una vuelta a la situación anterior”.
En este sentido, Montes valora como “un gesto muy positivo” de la Administración el que “se haya decretado la Navidad como día de fiesta nacional. Eso supone mucho para los cristianos, pues es un signo de que no están totalmente desamparados por parte del Gobierno”. Otro ejemplo que conoce bien son “los trabajos conjuntos de jóvenes en Mosul, cristianos y musulmanes, que limpian templos y ayudan a gente necesitada. Son signos muy importantes y que reflejan que el único camino para Irak es que se retome la convivencia pacífica. En este sentido, la visita del Papa va a acrecentar estos vínculos y va a dar fuerza a las personas comprometidas con la paz, tanto cristianos como musulmanes que no quieren que estos dejen el país”.