El pasado 11 de diciembre, el obispo de la Diócesis de Gómez Palacio, en el estado de Durango (México) Jorge Estrada Solórzano, bendijo la Virgen del Desierto, una escultura monumental que forma parte de un santuario mariano ubicado en el Cerro de Dolores.
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La imagen mide casi 30 metros de altura, y forma parte de un proyecto que iniciaron en mayo de 2019 un grupo de fieles devotos de la Virgen María. El proyecto contempla también la construcción de una capilla, mirador, escalinata y estacionamiento.
La escalinata tendrá 350 escalones y un patio de mil metros cuadrados; en tanto, la capilla representará a la Santísima Trinidad.
El escultor de la Virgen del Desierto es Jesús Siller, y quien está a cargo del proyecto es el arquitecto es Patricio Guzmán Leyva.
Por su parte, el empresario Luis Carlos Gilio Calero es el presidente del Patronato de la Virgen del Desierto.
En un video publicado en las redes sociales del santuario, Guzmán Leyva explicó que el 40% del trabajo de la escultura se realizó en la Ciudad de México, y el resto se trabajó ya directamente en el cerro.
Un signo de esperanza
Durante el acto de bendición, el obispo Jorge Estrada manifestó su alegría por la terminación de la primera etapa del proyecto, el cual –dijo– “es motivo de fe para suscitar el amor a Dios y el amor a María; una imagen que contempla el rostro de sus hijos, la imagen de María, que es amorosa, que nos protege”.
“Que María nos proteja, nos guíe, nos siga sirviendo de ejemplo para vivir la fe, para exaltar los valores humanos y cristianos del pueblo, y que en un tiempo difícil como el que estamos viviendo, nos diremos que lo más importante es que seamos solidarios con los que más sufren“.
Para el obispo, los mexicanos “hemos sido privilegiados (por la Virgen María) al habernos elegido para manifestarse de manera tan especial en el Tepeyac, y nos sentimos el pueblo elegido, que ha sido alegrado, bendecido, congraciado con la presencia de María”.
Señaló que la Virgen María ha estado en momentos muy significativos, “y este momento que estamos viviendo también lo es; tiempo de incertidumbre, tiempo donde la enfermedad está a la vuelta; donde hemos visto a tantas personas padeciendo y tantas personas que han fallecido”.
Ante esa fragilidad –añadió– “se construye un signo de esperanza y del amor de Dios; hay dificultades sí, las enfrentamos, pero la gracia de Dios nos permite ir resolviendo y ir descubriendo también a través de esas dificultades, lo que no esperamos, lo que no teníamos contemplado”.