El papa Francisco espera que la “dificultad” que supone la pandemia sirva para “purificar” el “modo de vivir” las inminentes fiestas navideñas, de manera que se “huya del consumismo” y se opte por unas celebraciones “más religiosas, auténticas y verdaderas”. Lo comentó en la audiencia general sin público que presidió este miércoles en la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, engalanada con un belén y un árbol de Navidad.
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“Querría animar a todos a acelerar el paso hacia la Navidad, pero la verdadera, la del nacimiento de Jesucristo. Este año nos esperan restricciones y molestias, pero pensemos en la Navidad de la Virgen María y de san José. No fue de rosas y de flores. ¡Cuántas dificultades y preocupaciones tuvieron! Pero la fe, la esperanza y el amor les guiaron y sostuvieron. Que también sea así para nosotros”, dijo el Pontífice en la parte final de la audiencia general.
En su catequesis, centrada en la oración de intercesión, dijo que incluso quienes se “retiran del mundo” para rezar, “tienen siempre abierta la puerta de su corazón: una puerta abierta para los que rezan sin saber que rezan; para los que no rezan en absoluto pero llevan dentro un grito sofocado, una invocación escondida; para los que se han equivocado y han perdido el camino”. El orante “reza por el mundo entero, llevando sobre sus hombros dolores y pecados”. Es como si fuera “una ‘antena’ de Dios en este mundo”.
Cadena de oración
Cuando reza la persona se pone “en sintonía con la misericordia de Dios”, dijo Francisco, subrayando que quien “no ama” no puede orar “seriamente”. Cuando imperan “el odio y la indiferencia” en el corazón “no se puede rezar”. La oración es “por todos”, sin hacer “selecciones” ni emitir “juicios de condena”. “El mundo va adelante gracias a esta cadena de orantes que interceden, y que son en su mayoría desconocidos… ¡pero no para Dios!”
El Papa señaló que “todos somos hojas del mismo árbol: cada desprendimiento nos recuerda la gran piedad que debemos nutrir, en la oración, los unos por los otros”, por lo que en particular quien tiene un papel de responsabilidad en la Iglesia debe “practicar la oración de intercesión por los demás”.