Los restos de Francisco de Quevedo y Miguel de Cervantes fueron encontrados hace unos pocos años. Y es que España no se ha caracterizado por conservar muy bien los restos de los autores de sus siglos de Oro. Tras el éxito de las dos búsquedas anteriores, un equipo de profesores y arqueólogos de la Universidad San Pablo CEU junto a técnicos en georradares, dirigidos por Luis Alvial, comienzan este jueves la búsqueda de los restos de Pedro Calderón de la Barca en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, en el centro de Madrid.
En una capilla de esta iglesia fueron inhumados los restos en 1902 colocándose –aparentemente– en una arqueta de mármol, aunque el templo fue totalmente incendiado durante la Guerra Civil. “No se preocupe. Los restos de Calderón no han desaparecido. No estaban en la arqueta de mármol. Se colocaron en un nicho que se hizo en la pared. La arqueta era una cosa simbólica”, fueron las palabras de un testimonio de los años 60 a un sacerdote, Vicente Mayor que relató esto en un libro que ha supuesto el punto de partida de la los técnicos según ha relatado el coordinador del proyecto de investigación y profesor de la Universidad CEU San Pablo, Pablo Sánchez a Europa Press.
Con un georradar, a través de la búsqueda geotérmica, tratarán de encontrar los restos del autor de ‘La vida es sueño’ y múltiples obras dramáticas, así como autos sacramentales. Tras la búsqueda en el templo se seguirá por los sótanos, así como el asilo y la sede de la Congregación de San Pedro Apóstol de los Presbíteros Seculares Naturales de Madrid, de la que Calderón era uno de sus sacerdotes.
El georradar hace una radiografía de las paredes, siempre que esté la urna o una cajita (con los restos), la detectará”, ha explicado a Europa Press, que se encargará de la búsqueda. Si todo va bien, ha explicado el experto en georradar Luis Alvial, podrían encontrar los restos “entre uno y 10 días”, si es que están allí. En caso de encontrarse prevén hallar la urna no en la propia iglesia sino en una sacristía, en un sótano o en un habitáculo adyacente, donde los restos pudieran estar “protegidos”. Eso sí, desde 1923, un dedo, en concreto el metacarpo de la mano derecha de Calderón, se encuentra en el centro de documentación del Institut del Teatre de Barcelona.