Vaticano

Cantalamessa en su última predicación de Adviento antes de Navidad: “Dios es amor y humildad”





“Dios es amor y humildad”. Dos caras de la misma moneda. Así lo ve el predicador de la Casa Pontificia, el cardenal Raniero Cantalamessa, quien ha pronunciado hoy, 18 de diciembre, su última alocución antes de Navidad en el Vaticano. “El amor crea dependencia respecto de la persona amada, una dependencia que no humilla, pero que hace feliz”, ha dicho, tal como recoge Vatican News.



Asimismo, Cantalamessa ha explicado que la palabra humildad aplicada a Dios “no consiste en ser pequeños (se puede ser pequeño de hecho sin ser humilde); no consiste en considerarse pequeños (esto puede depender de una mala idea de uno mismo); no consiste en proclamarse pequeños (se puede decir sin creerlo); consiste en hacerse pequeños y hacerse pequeños por amor, para elevar a los demás. En este sentido, verdaderamente humilde solo es Dios”.

Por otra parte, y volviendo al evangelio del pasado domingo, en el que Juan el Bautista gritaba “en medio de vosotros está aquel a quien no conocen”, ha afirmado que “los discípulos de hoy cometeríamos el mismo error que los Apóstoles y mereceríamos el mismo reproche que Jesús si en la violenta tormenta que se ha abatido sobre el mundo con la pandemia olvidáramos que no estamos solos en la barca y a merced de las olas”.

Volverse pobres

Adentrándose en el corazón del misterio de la Navidad, el cardenal ha señalado que “es relativamente fácil creer en algo grandioso y divino, cuando se espera en un futuro indefinido” y que “es más difícil cuando se debe decir, ¡Ahí está! ¡Es él. El hombre está tentado de decir inmediatamente: ¿Eso es todo?”. De hecho, en su opinión, “Juan el Bautista nos ha dejado su misma tarea profética: seguir gritando ‘¡En medio de ustedes hay uno que no conocen!’”, puesto que “inauguró la nueva profecía” que ya no consiste en anunciar la salvación futura, sino revelar la presencia de Cristo en la historia. “Cristo no está presente en la historia simplemente porque se escribe y se habla continuamente de él, sino porque ha resucitado y vive según el Espíritu. No sólo intencionalmente, sino realmente. La comienza aquí”, ha aseverado Cantalamesssa.

Por último, Cantalamessa ha recordado el importante papel de los pobres en la salvación. “¡la Iglesia de los pobres no sólo está formada por los pobres de la Iglesia! Los pobres son de Cristo, no porque se declaren pertenecientes a él, sino porque él los declaró pertenecientes a sí mismo, los declaró su cuerpo”. “Esto no quiere decir que sea suficiente ser pobre y hambriento en este mundo para entrar automáticamente en el reino final de Dios”, ha continuado. “Las palabras: ‘Vengan benditos de mi Padre’ están dirigidas a aquellos que han cuidado de los pobres, no necesariamente a los propios pobres, por el simple hecho de que han sido materialmente pobres en la vida”.

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